¿Por qué el hombre es el único mamífero que sigue tomando leche?

LUIS ALBERTO ZAMORA ESPAÑA
Dietista-nutricionista de la sección ‘Más Vale Comer’ de La Sexta y del blog “Abriendo boca” en “El Muro” de la lasexta.com
Socio-fundador de la Sociedad Científica Española de Dietética y Nutrición (SEDYN)
Vocal del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid (CODINMA)


Desde hace unos años existe una corriente en entornos pseudo-científicos, redes sociales y medios de comunicación  que está cuestionando el consumo de leche después de la lactancia argumentando que el hombre es el único mamífero que sigue consumiéndola después de esta etapa. En base a estas afirmaciones podríamos preguntarnos, ¿tiene alguna base científica esta afirmación? ¿es suficiente motivo para dejar de tomar leche?

Podríamos empezar considerando la certeza de que, excepto el ser humano, ninguna especie de mamífero sigue tomando leche en la edad adulta, a no ser que se dedique a ordeñar a otra especie, cosa que no suelen hacer los animales1,pero si no nos quedamos sólo con esta visión, sino que miramos más allá, el ser humano no es solamente diferente al resto de mamíferos en este punto, somos diferentes en muchos más aspectos, como el habla, la cultura o el  desarrollo cefálico1 gracias al cual se alcanzó la inteligencia y las habilidades suficientes para cultivar plantas y criar animales en cautividad, dejando de ser poblaciones nómadas y alimentándonos de una forma mucho más variada, lo que facilitó la evolución y aumentó la esperanza de vida.

Simplificando, el hecho de que existan estas diferencias no hace que éstas sean necesariamente negativas ni malas para nosotros mismos, por lo que la teoría de “somos los únicos” o “ser diferentes a otros mamíferos”, científicamente no valdría para justificar la premisa de que la leche sea mala en la edad adulta1.

La tolerancia del consumo de leche es una evolución adaptativa de la especie humana

Desde el Neolítico (hace más de 10.000 años) el hombre ha consumido y utilizado leche de diferentes especies de rumiantes con la aparición de la ganadería y el asentamiento de las poblaciones nómadas1. Y han estado presentes en la mayor parte de las civilizaciones y culturas2,desde los primeros escritos sobre la utilización de la leche como alimento, procedentes de Sumeria y Babilonia, hasta Hipócrates, el cuál habló sobre sus efectos medicinales en la antigua Grecia2.

 Somos capaces de digerir la leche y los productos lácteos gracias a un proceso evolutivo de miles de años atrás, donde adquirimos la capacidad de poder tomarla durante todas las etapas de la vida después de la etapa de lactancia materna2. Y esta capacidad de digerir la lactosa fue una adaptación evolutiva por una mutación en el gen MCM6 3 que se transmitió a la descendencia de estas poblaciones y se extendió rápidamente a varias regiones del mundo, principalmente a las que tenían mayor tradición de pastoreo como Europa, Oriente Medio o África1,3, a diferencia de otras como Asia donde  la práctica del pastoreo no era tan habitual2.

Y es esta capacidad de digestión de la lactosa adquirida por la evolución humana la que hoy en día nos hace poder aprovechar los beneficios de este grupo de alimentos, existiendo hoy en día más de 2.000 millones de personas que son tolerantes a la lactosa. Y, gracias al desarrollo industrial, también el ser humano dispone de leche y derivados sin lactosa como solución para aquellas personas que han perdido la capacidad de digerirla total o parcialmente1.

Es a partir del año 1958, fecha en que se establece la obligatoriedad de la producción y comercialización de la leche higienizada (primero la pasteurización y después la esterilización), cuando el consumo de leche aumenta de forma progresiva paralelamente al nivel de formación y poder adquisitivo de la población española1. La leche está presente en el 95% de los hogares españoles (según el estudio de la consultora Kantar de 2014) y cada año se comercializan más de 3.200 millones de litros de leche. No obstante su consumo esta viéndose reducido en los últimos años (Figura 1) debido probablemente a la aparición de noticias sin fundamento científico como las que hemos reflejado y que pueden generar dudas en los consumidores.

Figura 1: Consumo de leche líquida en hogares españoles.
Fuente: Ministerio de Agricultura, pesca y Alimentación.

La  evidencia científica y su aporte nutricional respaldan de forma absoluta su consumo

Actualmente en el mundo científico se reconoce a la leche y los derivados como alimentos de un elevado valor nutritivo ya que en su composición están presentes prácticamente todos los nutrientes en cantidades relativamente altas1, aunque no es un alimento totalmente completo, como no lo es ningún otro alimento, ya que su contenido en algunos nutrientes como hierro y vitamina C es muy pobre1. No en vano varios expertos en el tema han reconocido que “no existe ningún vaso de nada que aporte todos los nutrientes que aporta un vaso de leche”. Por este motivo, la leche y los derivados lácteos son alimentos básicos, que muy difícilmente se pueden sustituir en el marco de una alimentación equilibrada1,2y que juegan  un papel muy importante durante todas las etapas de la vida gracias a su aporte de proteínas, energía, grasas, minerales y vitaminas1,2. Además de otros componentes como nucleótidos, poliaminas, o galactooligosacáridos (los famosos GOS)1.

En cuanto a la evidencia científica existente sobre los beneficios para la salud del consumo de lácteos en base a los datos que disponemos a día de hoy  no deberían existir dudas de su consumo, no solo por su composición sino por los beneficios demostrados para la prevención de la aparición de enfermedades crónicas 4.

Dicho esto, es curioso que aún a día de hoy sigan apareciendo en medios de comunicación y/o redes sociales noticias y mensajes alarmistas sobre los lácteos y sus efectos en la salud, ya que, en su gran mayoría, o tienen muy poca o nula base científica, o han hecho una interpretación sesgada (o al menos no es correcta) de alguno de los estudios publicados1 por lo que podríamos afirmar que tanto la historia como la ciencia avalan el papel de la leche en la alimentación.

PUBLICACIONES


INFORME FEN-FINUT

«La leche como vehículo de salud para la población»

AUTORES: Fundación Española de Nutrición (FEN) y Fundación Iberoamericana de la Nutrición (FINUT) (2015)

Bibliografía
1. FEN, FINUT. La leche como vehículo de la salud para la población. 2015. (Último acceso marzo 2020). Disponible en: http://www.fen.org.es/storage/app/media/informe-la-leche-como-vehiculo-de-salud-para-la-poblacion-2015-ok.pdf
2. Bonet B, Dalmau J. El libro blanco de los lácteos. (Último acceso marzo 2020). Disponible en: http://www.lacteosinsustituibles.es/p/archivos/pdf/LibroBlanco.pdf
3. Alessia Ranciaro, Michael C. Campbell, Jibril B. Hirbo, Wen-Ya Ko, Alain Froment, Paolo Anagnostou, Maritha J. Kotze, Muntaser Ibrahim, Thomas Nyambo, Sabah A. Omar,Sarah A. Tishkoff. Genetic Origins of Lactase Persistence and the Spread of Pastoralism in Africa
4. Gil Hernández,A; Ortega Anta,RM. Introduction and Executive Summary of the Supplement, Role of Milk and Dairy Products in Health and Prevention of Noncommunicable Chronic Diseases: A Series of Systematic Reviews. Advances in Nutrition, Volume 10, Issue suppl_2, May 2019, Pages S67–S73, https://doi.org/10.1093/advances/nmz020
5. Arne Astrup,Nina Rica Wium Geiker, Faidon Magkos. Effects of Full-Fat and Fermented Dairy Products on Cardiometabolic Disease: Food Is More Than the Sum of Its Parts. Adv Nutr 2019;10:924S–930S; doi: https://doi.org/10.1093/advances/nmz069

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