Sistema de clasificación de alimentos “NUTRI-SCORE”: Ventajas y limitaciones
PATRICIA LÓPEZ LEGARREA
Consultora de Políticas Alimentarias (FAO)
Dietista-Nutricionista y Doctora en Nutrición (Universidad de Navarra)
¿Qué es “Nutri-Score”?
Se trata de un sistema de etiquetado que se presenta en la parte frontal del envase de los productos, lo que se conoce en inglés como Front-of-pack labelling (FOPL). Emplea una clasificación que combina letras (de la A a la E) con una escala de colores (del verde oscuro al naranja oscuro/rojo), donde cada letra se asocia a un color, en función de lo saludable que sea el producto. Así, la clasificación va de mejor a peor calidad nutricional, de la siguiente manera: A-verde oscuro; B-verde; C-amarillo, D-naranja; E- naranja oscuro/rojo1.
El Ministerio de Consumo ha anunciado su intención de implantarlo de manera voluntaria en España y se prevee que el Real Decreto que recomienda el uso de este esquema puede estar en vigor tras el verano de 2021. La implantación de Nutri-Score no sustituye al etiquetado tradicional, que se mantiene en la parte posterior de cada envase. Esta información es obligatoria de acuerdo con el Reglamento (UE) Nº1169/2011 que es la normativa europea sobre información alimentaria facilitada al consumidor. Sin embargo, dicho Reglamento recoge también la posibilidad de complementar de manera voluntaria la información con un etiquetado frontal con el fin de facilitar la comprensión por parte de los consumidores2. Por tanto, la aplicación de Nutri-Score en España será voluntaria, las empresas de alimentación y bebidas y los distribuidores podrán decidir la utilización del logotipo y su uso requerirá notificación a la AESAN (Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición)3.
Antecedentes de la clasificación Nutri-Score
El sistema Nutri-Score ha sido desarrollado por un equipo de investigación de la Universidad de París 13, junto con el Consejo Superior de Salud Pública francés y otros organismos públicos, a petición de la Dirección General de Salud de aquel país4.
Los criterios nutricionales que utiliza Nutri-Score para clasificar los alimentos y bebidas se basan en el algoritmo desarrollado por la Universidad de Oxford y validado por la Agencia de Normas Alimentarias de Reino Unido (FSA por sus siglas en inglés Food Standars Agency) en el año 2005, en base a un modelo de perfiles de nutrientes (Nutrient Profile System). Ese modelo fue inicialmente diseñado para su aplicación en políticas de restricción de publicidad de alimentos y bebidas dirigida a niños en televisión5. Posteriormente, se han llevado a cabo estudios de validación sobre la adopción de Nutri-Score y las modificaciones de las directrices de FSA para obtener un algoritmo que diera clasificaciones congruentes con las recomendaciones nutricionales francesas6,7.
Nutri-Score se implementó por primera vez en Francia en el año 2017 y actualmente también está presente en otros países como Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Suiza o Alemania. En España, algunas cadenas de distribución han comenzado ya a incluirlo.
¿En qué consiste?
La clasificación en una u otra categoría se realiza mediante un algoritmo que permite el cálculo de una puntuación global en función de la composición nutricional por cada 100 g. de alimento (o 100 ml.) y no por ración. La posterior división en cinco niveles se realiza por límites fijados en función de los quintiles estadísticos3.
FIGURA 1. Representación gráfica de los distintos niveles de clasificación de Nutri-Score.
Fuente: Página web de la Agencia francesa de Salud Pública4.
El algoritmo valora como elementos “desfavorables” desde el punto de vista nutricional la densidad calórica (KJ/100 g), los azúcares (g/100 g), los ácidos grasos saturados (g/100 g) y el sodio (mg/100 g). Por el contrario, los elementos considerados como “favorables” son proteínas (g/100 g), fibra (g/100 g) y porcentaje de frutas, verduras, leguminosas, frutos secos, aceite de oliva, colza y nuez (g/100 g). Por un lado, se obtienen puntos “A” o “desfavorables” en función del contenido en esos cuatro componentes, para cada uno de los cuales se aplica una escala de puntuación de 0 a 10. Por otro lado, se obtienen puntos “C” o “favorables” dependiendo del contenido de los componentes cuyo consumo es recomendado para una dieta saludable. En este caso, para cada componente se aplica una escala de puntuación de 0 a 5. La puntuación final se obtiene restando los puntos C de los puntos A, y puede ir en un rango desde -15 hasta 40 puntos8.
Figura 2. Cálculo de puntuaciones según algoritmo Nutri-Score.
Fuente: Documento “¿Por qué hay que apoyar la implantación del etiquetado frontal de los envases Nutri-Score en España?”9.
Existe una excepción cuando la puntuación A es mayor o igual a 11 y los puntos obtenidos por el contenido en fruta y hortalizas son menores de 5. En este caso, no se consideran los puntos del contenido en proteína en el cálculo de los puntos C. Con esto se pretende evitar que una puntuación A alta, consecuencia de un elevado contenido en componentes desfavorables, pueda ser compensada por el contenido proteico.
Finalmente, la clasificación en las distintas categorías de colores/letras según la puntuación total se efectúa como recoge la Tabla 1, de forma que, a mayor puntuación, menos saludable será el producto:
Tabla 1. Clasificación de los productos alimenticios según la puntuación final obtenida con el algoritmo Nutri-Score. Fuente: Elaboración propia en base a Documento “¿Por qué hay que apoyar la implantación del etiquetado frontal de los envases Nutri-Score en España?”9.
El algoritmo y la forma de cálculo son los mismos para todos los grupos de alimentos. Sin embargo, para los grupos de bebidas, materias grasas y quesos se realizaron algunas adaptaciones a la puntuación inicial para garantizar una mejor coherencia con las recomendaciones nutricionales de salud pública1.
La aplicación de Nutri-Score afecta a todos los alimentos procesados, excepto hierbas aromáticas, tés, cafés y levaduras. Los productos no procesados, como las frutas, hortalizas o pescado fresco, no se ven afectados. También se aplica a todas las bebidas, excepto las bebidas alcohólicas, al no presentar el etiquetado de información al consumidor de forma obligatoria. Están exentos los productos cuyo envase tenga una superficie de menos de 25 cm² 4.
Ventajas que puede presentar su implementación
– Sistema de etiquetado frontal de clasificación nutricional de alimentos que ha conseguido posiblemente el mayor consenso entre los diferentes estamentos (administración, organizaciones de consumidores, empresas, etc…). En la actualidad está vigente de forma voluntaria en varios países europeos y se han llevado a cabo múltiples estudios para acreditar su utilidad y eficacia a la hora de discriminar alimentos.
– Capacidad para clasificar o comparar productos dentro de una misma categoría o grupo de alimentos10 que podría ayudar a los consumidores a decidir el más “saludable” o “menos malo” dentro de esa categoría. En origen se presentó como un sistema universal y transversal, que permite diferenciar la calidad nutricional de alimentos pertenecientes a categorías diferentes, de un alimento a otro dentro de una misma categoría o entre varios alimentos del mismo tipo, pero de diferentes marcas8.
– Posibilidad de ayudar a las poblaciones más vulnerables, particularmente, a seleccionar los alimentos de mejor calidad nutricional1, según algunos de los estudios que lo apoyan. Se observó un aumento de más de veinte veces de la capacidad de individuos sin conocimientos en nutrición para clasificar los productos alimenticios según su calidad nutricional, si bien en este caso se comparaba la presencia de Nutri-Score con la ausencia de logotipo11.
– Logotipo bien percibido y de fácil comprensión para los consumidores y cuyo uso se asocia con una mayor calidad nutricional de la cesta de la compra1. Al compararlo con otros logotipos o la situación de referencia sin logotipo, se asoció de manera significativa con la calidad nutricional de la cesta de la compra. Cabe señalar que estos trabajos se realizaron en situaciones de compra simulada12,13 y se han realizado muy pocos trabajos en supermercados reales14.
– Podría suponer un impulso a la reformulación y elaboración de productos con mejor composición nutricional por parte de los fabricantes fundamentalmente a nivel de contenido calórico, azúcares y grasas3. Aunque en este sentido citar que algunos de los productos que obtienen mala clasificación con Nutri-Score son productos con Indicación Geográfica Protegida o Especialidad Tradicional Garantizada, que forman parte del patrimonio cultural europeo y para los que no es posible reformular.
– Ofrece una única nota en comparación con otros sistemas como el semáforo, que da un color-nota para cada componente nutricional8.
– Su uso se ha asociado de forma directa y significativa en algunos estudios con una disminución del riesgo de padecer enfermedades crónicas. El algoritmo ha sido validado en cuanto a su asociación con el riesgo o la protección para enfermedades crónicas en estudios epidemiológicos de cohorte, como el Estudio Prospectivo Europeo sobre Cáncer y Nutrición (EPIC por sus siglas en inglés The European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition)16, o la cohorte SUN- Seguimiento Universidad de Navarra17. Si bien es importante señalar que en este tipo de trabajos se aplica en algoritmo de cálculo a la composición global de la dieta.
– Tiene en cuenta tanto nutrientes “favorables” como “desfavorables”, lo que permite una evaluación más global del alimento que aquellos sistemas que solo tienen en cuenta nutrientes “desfavorables”.
Limitaciones de utilidad de la clasificación de los alimentos
– Es contradictorio con la idea de la importancia del balance global de dieta, es decir que sea variada y equilibrada en su conjunto, y no considerando el consumo de un determinado alimento. Se podría dar el caso de una persona que solo consumiera alimentos clasificados como A o B y pudiera tener déficits nutricionales.
– Solo permite comparar alimentos dentro de la misma categoría, y se obtienen resultados incongruentes al comparar categorías diferentes (ejemplo: aceite de oliva o queso curado se puntuarían más negativamente que un refresco sin azúcar, por la presencia de grasa en los primeros y la no presencia de azúcares en el segundo)
– No distingue entre la presencia de azúcares naturalmente presentes y los añadidos (ejemplo: lactosa de la leche).
– No considera la matriz alimentaria, sino únicamente los nutrientes por separado y los alimentos son más que una simple combinación de nutrientes.
– No considera otras características que pueden influir en las propiedades nutricionales del alimento, en su ingesta y efectos fisiológicos como los aditivos o el grado de transformación y la palatabilidad, saciedad o digestibilidad. Similar con la forma de preparación, que no se considera, por ejemplo, en productos congelados que deben ser fritos para su consumo. Es cierto que no es sencillo determinar todas estas cualidades y evaluar su efecto en la salud.
– No considera la composición en micronutrientes (minerales y vitaminas) ni tampoco en otros componentes bioactivos (probióticos, antioxidantes, etc…), algunos de los cuales son deficientes en un elevado porcentaje de la población (como podría ser el caso de la vitamina D).
Algunas consideraciones especiales y conclusión
El algoritmo inicial hacía que algunos alimentos de gran tradición en los países que han adoptado Nutri-Score, como los quesos en Francia o el aceite de oliva en España, obtuvieran puntuaciones negativas. Por ello, el reglamento de uso incluyó los quesos como caso particular. Posteriormente, la Agencia Nacional de Salud Pública francesa desarrolló una modificación para considerar positivamente el contenido en aceite de oliva y otros aceites consumidos en Francia (colza y nuez). En 2019 se publicó en el Diario Oficial de la República una modificación del Decreto que regula el uso de Nutri-Score y que debe ser de aplicación homogénea en todos los países que lo adopten. Con ella, dentro de los elementos favorables, la categoría de frutas y verduras pasó a considerar también los mencionados aceites, quedando como “porcentaje de frutas, hortalizas, leguminosas, frutos secos y aceites de oliva, colza y nuez”. Con esta nueva propuesta de puntuación el aceite de oliva, el aceite de colza y el aceite de nuez obtienen una puntuación de Nutri-Score C-amarillo (inicialmente era una D-naranja)3.
Así pues, se colocan al mismo nivel esos tres tipos de aceites y tampoco se establecen diferencias entre el aceite de oliva y el aceite de oliva virgen o el virgen extra, que en los tres casos obtiene la misma puntuación (C-amarillo). Trabajos recientes señalan necesario realizar mejoras para una mejor distinción de los diferentes tipos de grasas, sobre todo por el importante papel protector del aceite de oliva en la dieta mediterránea tradicional17.
De hecho, algunos estudios, como una reciente revisión sistemática de este año 2020, ponen de manifiesto que no queda comprobada la capacidad real de influir en las decisiones de compra15. Otra revisión, también de este mismo año concluye que los etiquetados FOP logran un éxito pequeño (<2%) a la hora de persuadir a los compradores para que elijan alimentos más saludables4.
La implementación voluntaria de Nutri-Score en España está prevista para 2021. Sin embargo, en el contexto de la Estrategia Farm to Fork, la Comisión Europea pretende preparar una propuesta de etiquetado nutricional en el frontal del envase obligatorio y armonizado para el cuarto trimestre de 2022. Se realizará una evaluación de impacto y una consulta a los países miembros. De hecho, ante esa próxima decisión de la Comisión, algunos países como Italia han desarrollado su propia propuesta de etiquetado, Nutrinform, para que sea también considerada, a la vista de que con Nutri-Score algunos de sus productos más emblemáticos obtienen malas puntuaciones. Por tanto, puede que en dos años el consumidor se encuentre con dos sistemas de etiquetado diferentes que podrían generar confusión.
En definitiva, el sistema Nutri-Score es el sistema de clasificación de alimentos con mayor consenso y soporte científico pero que aún presenta limitaciones, requiere ciertas mejoras y consideraciones especiales para adaptarlo a la cultura alimentaria de nuestro país y estudios que demuestren su utilidad en la mejora de la alimentación de la población que deberían ser tenidos en cuenta antes de su implementación voluntaria en España.
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