Alimentación complementaria: BLW (Baby Led Weaning), ¿moda o beneficio real?
JESÚS GARRIDO GARCÍA
Coordinador de Pediatría del Hospital Vithas La Salud. Granada
Autor Blog “Mi Pediatra Online”
El BLW o Baby Led Weaning es una nueva forma de introducción de la alimentación complementaria en bebés que empezó a extenderse en los primeros años del siglo XXI. Se basa en comprender los procesos innatos que preparan a todo bebé para la alimentación complementaria y no interferir con ellos más que cuando sea claramente necesario1.
La mejor alimentación para el bebé en los primeros meses de vida es la Lactancia Materna Exclusiva2. Esto es así porque le aporta todos los nutrientes que necesita y además la historia natural de la especie humana lo apoya. Durante la casi totalidad de su evolución no hubo otro recurso disponible para alimentar a nuestros hijos y ha demostrado su validez. Un ser humano no moriría de hambre o sed tomando leche durante toda su vida, pero tendría enfermedades carenciales por falta de minerales como el hierro, o vitaminas como la vitamina C. Lo que la alimentación complementaria debe ofrecer al lactante es una gran variedad de vitaminas, minerales y oligoelementos que en la leche son deficitarios. Durante los primeros meses de vida el bebé se alimenta bien solo con la leche materna porque tiene unas reservas de esos micronutrientes que ha recibido de su madre durante el embarazo, pero llega un momento en que esas reservas se agotan y el bebé muestra claras señales de querer probar la comida de sus padres.
Desde ese planteamiento, cuando buscamos un modelo para introducir la alimentación complementaria, deberíamos partir de entender cómo se ha hecho este proceso durante cientos de miles de años de evolución de nuestra especie sin intervención de expertos. Vemos entonces que muchas conductas instintivas del bebé, que casi todos hacen en una pauta clara, van dirigidas a prepararle para la introducción de la alimentación complementaria. Y que ese proceso antecede a la sensación de carencia de micronutrientes. De modo que llega el momento en que necesita completar su alimentación y ya está preparado para hacerlo.
Es posible a tenor de las publicaciones y resultados observados hasta el momento que pretender estandarizar y poner normas, reglamentos y plazos para la introducción de la alimentación complementaria quizás no sea lo más adecuado o al menos válido para todos los bebés y casos por igual.
¿Cuáles son las principales dudas o frenos a su recomendación o implementación?
• ¿Aumenta el riesgo de alergias?
Durante décadas se ha usado un modelo de introducción de la alimentación complementaria en el que se establecía una lista de alimentos con un orden de introducción en el que la premisa era dejar para el final los alimentos que más alergias producen con la idea de que cuanto más maduro esté el intestino para digerirlos menos alergias generará.
Sin embargo la experiencia general y evidente es que las alergias alimentarias han aumentado.
En los últimos años se han realizado estudios para valorar si la introducción precoz o tardía de los alimentos es mejor para reducir las alergias3. Y lo que hemos encontrado es que cuanto más tarde se introducen los alimentos, mayor es el riesgo de aparición y persistencia de las alergias. En los primeros meses de vida los bebés tienen los anticuerpos maternos en su sangre produciendo lo que se conoce como inmunización pasiva. Esto hace que en este periodo la frecuencia de infecciones sea muy baja y que al ir desapareciendo éstos gradualmente entre los 6 y 12 meses la incidencia de infecciones vaya subiendo. Cuando un bebé toma un alimento nuevo el sistema defensivo decide si responde o no frente a él en función de si hay o no un daño asociado. Por ese motivo cuando introducimos tardíamente los alimentos la probabilidad de que coincida con una infección aumenta, haciendo más frecuente la aparición de alergias. Es el mismo mecanismo que usa la leche materna y uno de los que hacen que las alergias alimentarias sean menos frecuentes en los niños que la toman, ya que esta presenta fracciones de los alimentos que toma la madre en su dieta a través del pecho y hacer eso en los primeros meses de vida cuando además los anticuerpos de la leche materna reducen la incidencia de infecciones digestivas, genera tolerancia3.
Se podría destacar que tampoco se han observado ventajas de la introducción de alimentos antes del cuarto mes4.
Esto pone en duda las listas de introducción en las que se retrasaban los alimentos atendiendo a su potencial alergénico y puede indicar que la tendencia del bebé a querer probarlo todo de forma precoz sea la adecuada para evitar este problema. En este sentido únicamente se debería tener en cuenta que hay determinados alimentos que no sería adecuado ofrecerlos antes del año de vida, como los pescados azules de gran tamaño5, por su contenido en metilmercurio, así como algunas verduras por la presencia de nitratos6.
• ¿Cuál es el momento adecuado para empezar?
Lo más extendido es hablar de:
1. No antes de los 6 meses.
2. No antes de quedarse sentado.
3. No antes de que desaparezca el reflejo extrusivo.
Pero a tenor de lo anterior, cualquier retraso podría tener un coste en forma de aumento de las alergias.
La limitación de los 6 meses no tiene ninguna base biológica, se basa en no entrar en conflicto con la recomendación de la OMS de lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses. Esta recomendación se hizo antes de que el BLW se desarrollase. Si a un bebé que está siendo amamantado le introducimos alimentación en forma de purés antes del 6º mes, en muy poco tiempo aportaremos una gran proporción de lo que necesita por esta vía y podría reducir la producción de leche materna de forma crítica llevando al fracaso de la lactancia en una gran proporción de niños.
Sin embargo cuando damos BLW el bebé va a probar de todo, pero la cantidad que va a comer es muy reducida con lo que no suplanta a la lactancia materna y no supone ninguna amenaza para su mantenimiento de forma prolongada. Al contrario, al tener una dieta más variada y desarrollar menos alergias el bebé está en mejores condiciones de seguir alimentándose de leche materna durante un periodo más prolongado.
Para intentar justificar este retraso, se interpretó que era necesario evitar que el bebé tomase alimentos sólidos hasta los seis meses porque antes de esta edad la mayoría no se mantienen sentados solos y una postura erguida es más segura para tragar alimentos sólidos. Asimismo se interpretaba que el reflejo extrusivo era una forma de la naturaleza de rechazar el alimento sólido porque no está preparado aún.
La realidad es que la mayoría de los bebés muestra interés por llevárselo todo a la boca meses antes de quedarse sentados. Esto implica que no puedes dejarlo comiendo alimentos sólidos sólo sin supervisión sentado en una trona. La única forma de que lo haga es sosteniéndolo en nuestro regazo, lo que obliga a que necesariamente la primera etapa va a estar siempre supervisado, aumenta la supervivencia y por eso en la evolución se ha mantenido el interés por probarlo todo antes de quedarse sentado7.
Finalmente destacar que el reflejo extrusivo es un mecanismo por el que todo bebé en la primera etapa de llevarse sólidos a la boca lo maneja sólo en la zona anterior de la boca (la zona segura) unos segundos y lo expulsa. Esto hace más segura la fase inicial de prueba de alimentos sólidos, no echándolos hacia atrás hasta que hay suficiente práctica para hacerlo de forma menos arriesgada. Además garantiza que no se sacia con lo primero que prueba, de modo que prioriza la variedad sobre la cantidad. Y al no tragar casi nada hace que no se sacie, manteniendo así la lactancia materna como fuente fundamental de macronutrientes. No tiene sentido una vez que lo entendemos evitar el reflejo extrusivo7.
Si entendemos y compartimos el planteamiento del BLW cada bebé inicia la alimentación complementaria cuando su instinto le dice que empieza a tener carencia de micronutrientes y está preparado para alimentarse, lo que muestra buscando probar la alimentación de sus padres. No podemos ni debemos establecer una fecha exacta, porque en estos condicionantes cada niño es diferente.
• ¿Existe riego de atragantamiento?
Todo bebé que maneja sólidos en su boca puede ahogarse. Ante este miedo muchos padres optan por alimentar a su hijo sólo con alimentos triturados. Desde el planteamiento del BLW, si un bebé tiende a llevárselo todo a la boca de forma muy precoz cuando aún está siendo vigilado por sus padres, y antes de tener autonomía para desplazarse, es porque los padres pueden con facilidad limitar aquellos objetos con los que es peligroso que practique y si hay problemas será ayudado por sus cuidadores para superar situaciones de peligro.
Si por miedo no dejamos practicar al bebé en esta etapa, llegará pronto el momento en que ya se desplaza y pasa cada vez más tiempo sin supervisión directa. Si en esa fase no sabe manejar los sólidos en la boca y se lleva cualquier cosa a la boca sin que haya nadie a su alrededor el riesgo de sufrir un ahogamiento aumenta de forma clara. Por eso los estudios que han contrastado este tema8,9,10 muestran que el BLW no aumenta el riesgo de atragantamiento si tenemos claro con qué alimentos debe practicar y con cuáles no.
Es seguro que practique con alimentos sólidos, pero tan blandos que se deshacen con mucha facilidad o con alimentos muy duros, que no puede partir, siempre que sea en trozos tan grandes que no le caben en la boca. Cuando el bebé practica con estos alimentos supervisado por sus padres aprende a manejarlos antes de tener autonomía para desplazarse lo que teóricamente podría disminuir el riesgo de atragantamiento futuro.
• ¿Consigue este modelo que el bebé esté bien alimentado?
Se plantea muchas veces si el BLW es capaz de aportar una alimentación suficiente para el bebé, ya que es evidente que practicando este método en las fases iniciales come menos que con la alimentación triturada.
Cuando en la actualidad pensamos en dietas inadecuadas debemos tener claro que hay dos problemas:
1. Que la dieta que toma favorezca la obesidad: Los estudios que lo analizan indican que el BLW no tiene por qué prevenir frente a la obesidad11,12,13. Dependerá de que alimentos son los que permitimos que el bebé tome. Si hacemos BLW la idea es que el niño acceda libremente a la dieta de sus padres. Y aquí está la clave, si la dieta de sus padres no es adecuada la del niño tampoco lo será14. Para prevenir la obesidad es especialmente importante en las etapas iniciales evitar la ingesta de grandes cantidades de hidratos de carbono de absorción rápida. Y en esto sí que el BLW parece superar por definición a la alimentación triturada, ya que la elaboración de triturados implica la simplificación de los hidratos de carbono haciéndolos más fáciles de digerir y absorber. Por eso, una misma dieta triturada sí que tiende a generar más obesidad que la misma dieta sin triturar. Cuando toma un alimento triturado no debe hacer el trabajo de masticación y se facilita la deglución de mayores cantidades de comida antes de sentirse saciado, además cuando toma alimento sin triturar las fracciones que llegan al intestino son de mayor tamaño dificultando la acción de las enzimas digestivas. Al triturar y cocinar lo que hacemos es reducir el tamaño de esas fracciones de alimento haciéndolas más accesibles a estas enzimas y transformar las cadenas largas de almidón de frutas, verduras, legumbres o cereales en un mayor número de cadenas cortas que pueden ser atacadas de forma simultánea por estas enzimas, lo que acelera la absorción de azúcares con el consiguiente aumento de índice glucémico, secreción de insulina y acumulación en el tejido adiposo en forma de grasa, razón por la que en las guías de nutrición infantil para evitar la obesidad se recomienda no mantener de forma prolongada la “alimentación de bebés” en forma de purés.
2. Que pueda tener carencias significativas de micronutrientes: También hay estudios que comparan el nivel de micronutrientes de los niños alimentados con BLW y con dieta triturada15,16 , y nos muestran que se puede conseguir una adecuada alimentación en este aspecto siempre que la dieta que ofrezcamos al bebé sea suficientemente variada. Un posible carencia de especial relevancia sería la de hierro, pero hay estudios que muestran que el BLW no supone una carencia de este mineral siempre y cuando se instruya bien a los padres acerca de su importancia y de la necesidad de ofrecer diariamente alimentos ricos en hierro (yema de huevo, carne picada, legumbres, etc…).
Conclusión
Analizando y revisando la evidencia científica disponible y sumando mi experiencia personal de más de 10 años recomendando esta modalidad de alimentación (y los 15 años previos recomendando la alimentación complementaria clásica), podría concluir que el BLW tiene ventajas frente a la pauta clásica de alimentación con purés limitada por fechas, destacando los siguientes beneficios:
– Es totalmente compatible con la lactancia materna prolongada.
– Podría ser beneficioso en el retraso de alergias, menos atragantamientos y menos obesidad.
– El niño y los padres tienen una mejor relación con la comida.
– Es la forma que sigue demostrando que mejor funciona tras toda la historia evolutiva de la humanidad.
Recientemente la AEP y en base a la creciente evidencia ya comienza a considerarla dentro de su guía sobre alimentación complementaria17.
No obstante, resaltaría la necesidad de tiempo en la consulta para ser explicado adecuadamente a los padres. Y por último que a pesar de la creciente evidencia que apoya este tipo de alimentación sigue habiendo demasiadas limitaciones no justificadas que seguro irán desapareciendo a medida que se vayan publicando estudios científicos que avalen los beneficios de esta práctica.
Bibliografía
1. Velasco Manrique, M. Alimentación complementaria guiada por el bebé: respetando sus ritmos y apoyando su aprendizaje. Med nat. 2014; 8(2):64-72. [Consultado Mayo 2021]. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/4847927.pdf
2. Comité de lactancia materna de la Asociación Española de Pediatría. Lactancia materna a demanda. Recomendaciones. [Internet]. Aeped. 2013 [Consultado Mayo 2021]. Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/201301-lactancia-materna-demanda.pdf
3. Randomized Trial of Introduction of Allergenic Foods in Breast-Fed Infants
List of authors. Michael R. Perkin, Ph.D., Kirsty Logan, Ph.D., Anna Tseng, R.D., Bunmi Raji, R.D., Salma Ayis, Ph.D., Janet Peacock, Ph.D., Helen Brough, Ph.D., Tom Marrs, B.M., B.S., Suzana Radulovic, M.D., Joanna Craven, M.P.H., Carsten Flohr, Ph.D., and Gideon Lack, M.B., B.Ch.et al., for the EAT Study Team*May 5, 2016 N Engl J Med 2016; 374:1733-1743 DOI: 10.1056/NEJMoa1514210. [Consultado Mayo 2021]. Disponible en: https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/nejmoa1514210
4. Ierodiakonou D, Garcia-Larsen V, Logan A, Groome A, Cunha S, Chivinge J, et al. Timing of allergenic food introduction to the infant diet and risk of allergic or autoimmune disease: a systematic review and meta-analysis. JAMA. 2016 Sep 20;316(11):1181-92
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6. Recomendaciones de consumo de hortalizas de hoja para población infantil por la presencia de nitratos [Consultado Mayo 2021]. https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/docs/documentos/para_consumidor/TRIPTICO_AESAN_RECOMENDACION_CONSUMO_HORTALIZAS_NITRATOS_.pdf
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