10 mitos nutricionales en la alimentación de la embarazada
MARÍA JESÚS CANCELO HIDALGO
Secretaria General de la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia)
Jefa del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de Guadalajara
La etapa fetal y los primeros años de vida de un ser humano son períodos críticos, ya que en ellos se establecen las bases moleculares, genéticas y metabólicas que condicionan el posterior desarrollo incluso la aparición de enfermedades en la edad adulta.
Desde el punto de vista nutritivo, la dependencia materna del feto es total. Todos los nutrientes que recibe el feto le son transferidos desde la madre a través de la placenta.
Esta es la razón por la cual, la nutrición de la mujer en edad reproductiva tiene una especial importancia siendo aún más relevante durante la gestación. En esta etapa, comer sano influye de forma positiva tanto en la salud de la madre como en la de su hijo teniendo en cuenta que es preciso atender las mayores exigencias de nutrientes que tiene el organismo materno y el feto en desarrollo.
En general, una mujer que realice una dieta equilibrada de manera habitual hará frente a la gestación en buenas condiciones, aumentando la ingesta de aquellos nutrientes que se necesitan en mayor cantidad. Si no se ha llevado una adecuada nutrición, el embarazo es un magnifico momento para cambiar viejas costumbres, desterrar mitos y adquirir hábitos nuevos y saludables.
En este artículo, revisaremos las ideas erróneas sobre la nutrición que con mayor frecuencia manifiestan las embarazadas.
Ideas nutricionales erróneas sobre alimentación y nutrición durante el embarazo
Existen una serie de creencias e ideas alrededor de diversos aspectos nutricionales durante el embarazo que son bastante frecuentes y que no se basan en evidencias científicas demostradas1
1.-“Debo ganar 15 kilos al final del embarazo”
Dependiendo de la situación nutricional previa y el tipo de embarazo, la ganancia ponderal será mayor o menor. Por ejemplo, las gestaciones gemelares son algo distintas a las gestaciones únicas, y se asume que la ganancia de peso debe ser mayor.
Se muestran en la tabla 1 las recomendaciones generales sobre la ganancia ponderal en el embarazo en gestaciones con feto único de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO)1.
Tabla 1: Recomendaciones de la SEGO para la ganancia de peso
Fuente: Elaborado a partir de SEGO, 20172
Durante la gestación debe establecerse desde su inicio la recomendación de seguir una dieta equilibrada con una ingesta adecuada de nutrientes. Esta forma adecuada de alimentarse viene dada por la cantidad y tipo de nutrientes (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales) que componen su dieta. En una dieta saludable las proteínas deben aportar del 10 al 35% de la energía, las grasas del 20 al 35% y los hidratos de carbono del 45 al 65%. La dieta debe ser variada conteniendo alimentos de los diferentes grupos. No debe excluirse ningún alimento, haciendo especial hincapié en el consumo habitual de frutas, verduras, lácteos, carnes (que no sea cruda ni curada) y pescados preferentemente blancos, eliminando de la dieta las cuatro especies de pescados azules con alto contenido en mercurio (pez espada, atún rojo, tiburón, lucio), y prestar atención a la limitación del consumo de grasas y azúcares libres (que por normal general son aquellos que se añaden a los alimentos).
El peso será controlado de manera frecuente para detectar desviaciones y poder actuar sobre ellas.
A la luz del reciente brote de listeriosis en nuestro país, resulta imprescindible educar a las embarazadas y su entorno sobre las medidas higiénicas y preventivas del consumo de alimentos como puede verse en la imagen 1.
Imagen 1: Recomendaciones para el tratamiento de los alimentos y evitar posibles infecciones alimentarias.
Fuente: FDA (https://www.fda.gov/media/76431/download)
2.- “Se debe comer por dos”
En el embarazo se produce un aumento de las necesidades energéticas y de determinados nutrientes. Pero esto no significa una multiplicación “por dos” de todos los alimentos que consuma la embarazada.
Debe prestarse atención a la calidad y variedad de los alimentos, más que a la cantidad. Es el momento de incluir en la dieta, si es que no se hacía así, el consumo de determinados alimentos, como lácteos, legumbres, verduras, pescado (blanco preferentemente o azul de pequeño tamaño), frutos secos etc, que cubran las necesidades incrementadas de nutrientes2. El objetivo del control de la dieta de la embarazada es doble: conseguir un adecuado incremento ponderal materno y cubrir las necesidades maternas y fetales.
Los requerimientos de algunos nutrientes, especialmente vitaminas, minerales y algunos ácidos grasos (como los omega-3) son difícilmente alcanzables solo con la dieta por lo que puede ser precisa la suplementación de algunos de ellos.
3.- “Presentar sobrepeso y obesidad no afecta al bebé”
Está demostrado que las mujeres que presentan sobrepeso y obesidad previo a la gestación tienen un riesgo aumentado de complicaciones durante la misma como trastornos del metabolismo de los carbohidratos, trastornos hipertensivos, así como una mayor necesidad de instrumentación obstétrica, parto por cesárea, macrosomía fetal y acidosis fetal3. De ahí la importancia de los cuidados prenatales con adecuación de peso en aquellas mujeres que prevén quedarse embarazadas y el cuidadoso control de éste durante la gestación.
4.- “No comer determinados alimentos (antojos) dejará una marca en la piel del bebé”
Durante el embarazo pueden presentarse algunos cambios en la apetencia o rechazo de algunos alimentos, por su olor, consistencia o sabor y en algunos casos pueden ser tomados por “antojos”, siendo los más frecuentes las apetencias por los alimentos grasos (22 %), seguido de alimentos salados (11 %) y ricos en almidón (5 %)4. La tradición indica que, si no se da respuesta al antojo, el hijo nacerá con marcas en la piel adoptando la forma del alimento que ha sido deseado. No hay ninguna base científica que respalde este tipo de afirmaciones.
5.- “Las mujeres embarazadas no deben tomar cafeína”
Un café expreso, de aproximadamente 30 ml contiene entre 40 y 75 mg de cafeína, en función de la variedad de café utilizado y de la cantidad de café. La evidencia respalda que el consumo moderado (menor a 300 mg) no produciría efectos adversos ni problemas en el desarrollo en el feto. Sin embargo, el consumo excesivo (8 o más tazas de café diarias) se asocia a un mayor riesgo de muerte fetal5.
La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) indica, que la ingesta no superior a 200 mg/día proveniente de todas las fuentes (incluidos los suplementos dietéticos) no da lugar a problemas en el feto6.
6.- “Las plantas medicinales son completamente seguras e inofensivas durante el embarazo porque son naturales”
Existe una tendencia cada vez más establecida a considerar que todo lo “natural” se asocia con lo “ideal y beneficioso” para nuestro organismo. La abundante publicidad que muestra plantas milagrosas que curan síntomas favorece la automedicación y el consumo abusivo7.
Esto resulta especialmente preocupante en la embarazada ya que puede ocasionar un efecto adverso no deseado, pudiendo tener efecto teratogénico, embriotóxico o estimulador uterino produciendo aborto o parto pretérmino8. Es preciso, por tanto, que la embarazada o la mujer que esté planeando un embarazo no consuma ningún producto o planta medicinal sin que sea prescrito o al menos conocido por su médico.
7.- “Consumir comidas picantes es perjudicial para el bebé”
No se ha demostrado que el consumo de alimentos picantes afecte negativamente al embarazo y desarrollo fetal aunque si podría relacionarse con algunos síntomas digestivos en la madre como náuseas, reflujo y acidez9.
En la actualidad se están estudiando los mecanismos sobre la adquisición de los hábitos y gustos en la alimentación de los hijos, en función de los de la madre. Se ha puesto de manifiesto que los alimentos que consuma la madre en el periodo de embarazo y la lactancia serán parte del patrón alimentario del bebé en la introducción de la alimentación complementaria, por lo que existiría una directa relación del gusto del bebé con la ingesta de la madre10.
8.- “Se debe evitar el alcohol solo en el primer periodo del embarazo”
Existe suficiente información para asegurar que el consumo de alcohol en el embarazo tiene un efecto negativo sobre el mismo, siendo causa de aborto, anomalías fetales, prematuridad, muerte fetal y alteraciones en el recién nacido como alteraciones neurológicas, siendo ésta la primera causa de retardo mental prevenible11.
El Síndrome de Alcoholismo Fetal (SAF), es un defecto congénito permanente que integra defectos físicos, mentales y de comportamiento en el recién nacido causado por el consumo de alcohol durante el embarazo12. Conocer esta situación lo antes posible posibilita adoptar medidas para paliar el síndrome, pero la realidad es que la madre suele ocultar esta situación, a lo que se suma un peor seguimiento de los controles de la gestación por faltas de asistencia a los mismos.
Aunque existen estudios que indican que la ingesta moderada o ligera de alcohol no se asocia con efectos adversos neonatales13 las recomendaciones adoptadas por la Sociedades Científicas indican evitar el consumo de cualquier tipo de bebida alcohólica durante el embarazo.
9.- “La Diabetes gestacional (DMG) no es preocupante después del parto”
Durante el embarazo, y debido en parte a la producción de hormonas por la placenta, puede ponerse de manifiesto una intolerancia a los carbohidratos y por ello, se realiza a todas las embarazadas sin factores de riesgo el cribado de esta situación alrededor de la semana 28. Existen factores de riesgo que predisponen a la gestante de padecer DMG, como la obesidad, la edad materna por encima de los 35 años o antecedentes desfavorables en otras gestaciones14.
En aquellas mujeres en las que se detecta este problema, se instauran medidas nutricionales, de ejercicio o farmacológicas para controlar los niveles glucémicos y así, reducir el riesgo de complicaciones como son macrosomía, parto prematuro o alteraciones en el parto.
Finalizada la gestación, más del 50 % de las mujeres con DMG tiene probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 dentro de 5 a 10 años15 por lo que es preciso además de hacer los controles pertinentes, insistir en la adopción de unos hábitos saludables tanto en el control nutricional, como en la práctica de ejercicio. Lo ideal es adquirir y mantener una dieta variada y equilibrada de tipo mediterráneo y realizar ejercicio regular.
10.- “Hacer ejercicio durante el embarazo (si no lo has practicado antes) puede aumentar el riesgo de aborto espontáneo”
Durante el embarazo se suele evitar hacer ejercicio por miedo a sufrir alguna complicación. Es importante diferenciar aquellos embarazos de curso normal de los que tienen alguna patología y por tanto precisen recomendaciones específicas en cuanto a la actividad física e incluso laboral.
En las gestaciones normales, el beneficio del ejercicio ha sido claramente demostrado tanto en la esfera física como psicológica y social.
Lo adecuado sería realizar ejercicio moderado y regular durante todo el embarazo de tipo combinado aeróbico, de flexibilidad y fuerza, con la ejecución de al menos 5 ejercicios en donde se integren los grupos musculares en cada sesión16.
La intensidad del ejercicio debe ser adecuada a las condiciones de la madre. Si nunca se ha practicado ejercicio físico antes, debe comenzase poco a poco progresando en intensidad. Deben evitarse movimientos bruscos, posiciones incómodas y cuidar el equilibrio para evitar caídas. Puede recomendarse ejercicio de tipo recreativo como natación o caminata, comenzando con un ejercicio continuo durante 15 minutos 3 veces a la semana, aumentando ligeramente la sesión a 30 minutos.
Las mujeres que realizan ejercicio habitualmente pueden mantener su rutina evitando la competición, el cansancio o agotamiento, los deportes de contacto y aquellos con alto riesgo de caídas.
Conclusiones
Estos 10 mitos citados forman parte de las creencias erróneas más comunes construidas alrededor de la nutrición de la embarazada.
Demuestran la necesidad de educar a la mujer en edad reproductiva, brindándole información contrastada científicamente sobre los beneficios de realizar una alimentación saludable, variada y equilibrada y un estilo de vida activo tanto para su salud como para la de sus hijos.
Bibliografía
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3. Madi SRC, Garcia RMR, Souza VC, Rombaldi RL, Araújo BF, Madi JM. Effect of
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