¿Qué potenciales deficiencias nutricionales esconden las dietas “sostenibles”?
PAOLA BISCOTTI
Estudiante de Doctorado en Tecnología Alimentaria. Universidad de Milán.
Introducción a la dieta sostenible: conceptos básicos
Nuestra época se caracteriza por numerosos retos relacionados con la alimentación, entre los que destacan la malnutrición -ya sea por carencia o por exceso- y la degradación de los recursos medioambientales y naturales. Las prácticas actuales de producción de alimentos suponen una importante amenaza para la estabilidad del medio ambiente, ya que contribuyen en un 20-35% a las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero e impulsan la conversión de tierras, la deforestación y la pérdida de biodiversidad1. Además, las pautas alimentarias actuales se asocian a entre 10,8 y 11,6 millones de muertes prematuras al año2,3.
Impacto de la dieta sostenible en la nutrición global
El reto de proporcionar alimentos sostenibles y nutritivos se intensificará, ya que se prevé que la población mundial alcance los 8.500 millones en 2030 y los 9.700 millones en 2050, siendo África y Asia las regiones en las que se espera un mayor crecimiento demográfico y en las que la inseguridad alimentaria es ya un problema importante4.
Esto subraya la urgente necesidad de una transición hacia «dietas sostenibles y saludables», que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y la OMS (Organización Mundial de la Salud) definieron como: «patrones dietéticos que promueven todas las dimensiones de la salud y el bienestar de las personas; tienen baja presión e impacto ambiental; son accesibles, asequibles, seguras y equitativas; y son culturalmente aceptables»1.
Desafíos nutricionales de adoptar una dieta sostenible
Numerosos estudios han demostrado que adoptar una dieta más rica en alimentos de origen vegetal, como verduras, frutas, frutos secos, legumbres y cereales integrales, podría ser beneficioso tanto para la salud como para el medio ambiente1. Desde una perspectiva medioambiental, estas dietas están vinculadas a una reducción de la huella ecológica5,6, ya que la producción de alimentos de origen animal suele exigir más recursos y tener un mayor impacto medioambiental negativo en comparación con los alimentos de origen vegetal7.
Dieta sostenible: beneficios y riesgos para la salud
Dada la importante contribución de los productos de origen animal al aporte de nutrientes esenciales -especialmente micronutrientes cruciales que suelen ser deficientes en muchas poblaciones de todo el mundo-, es importante encontrar un equilibrio entre la reducción de su consumo y la mejora de la nutrición y la salud8.
¿Cómo las dietas sostenibles afectan el aporte de micronutrientes?
Aunque muchas investigaciones se han centrado en los efectos de la reducción de productos de origen animal sobre la calidad y la cantidad de proteínas, estos factores no suelen verse comprometidos en dietas vegetales bien planificadas. De hecho, los alimentos vegetales, cuando son variados y se consumen de forma combinada, pueden satisfacer adecuadamente las necesidades de todos los aminoácidos esenciales en una dieta calórica suficiente9-11.
Dieta sostenible: ¿es posible mantener la salud con menos productos animales?
Por el contrario, una revisión reciente ha expresado su preocupación por el posible aumento del riesgo de deficiencias de micronutrientes derivado de los cambios dietéticos destinados a reducir el impacto medioambiental, destacando en particular la falta de datos de investigación suficientes para cuantificar este impacto entre los grupos vulnerables en las distintas etapas de la vida12.
Dieta sostenible y su impacto en diferentes grupos demográficos
Debido a sus mayores necesidades nutricionales, las adolescentes, las mujeres en edad reproductiva, embarazadas y lactantes y niños pequeños son particularmente sensibles a los riesgos de malnutrición y deficiencias alimentarias de ciertos nutrientes13,14.
En la actualidad, más de dos tercios de las mujeres no embarazadas en edad reproductiva presentan carencias de al menos uno de los siguientes micronutrientes: hierro, zinc y folato. Además, más de la mitad de los niños menores de cinco años sufren carencias de al menos uno de los siguientes micronutrientes: hierro, zinc y vitamina A15. Estas carencias pueden tener consecuencias graves y duraderas, como una mayor morbilidad, deterioro cognitivo, anemia e incluso la muerte.
Dado que los productos de origen animal aportan mayores cantidades de estos nutrientes (es decir, hierro y zinc), en una forma que el organismo absorbe y utiliza más fácilmente que los de origen vegetal (FIGURA 1), reducir o eliminar los productos de origen animal de la dieta podría agravar este ya importante problema de salud mundial16.
FIGURA 1: Densidad de micronutrientes clave en diversos alimentos (Fuente: adaptado de Beal et al, 2021)16
Futuro de la alimentación: avanzando hacia dietas sostenibles y nutritivas
A continuación, se examinarán los principales problemas relacionados con los micronutrientes asociados a los cambios dietéticos destinados a proteger el medio ambiente, concretamente:
(1) la adopción de una Dieta de Salud Planetaria (PHD), que es una dieta más rica en alimentos integrales de origen vegetal, como frutas, verduras y cereales17, y
(2) el uso de sustitutos de origen vegetal para sustituir a los productos de origen animal.
La dieta de salud planetaria
La PHD (Planetary Health Diet) es el primer gran intento de crear una dieta que sea a la vez saludable y sostenible, basada en datos científicos. Desarrollada en 2019 por la Comisión EAT-Lancet, rápidamente suscitó un gran interés entre la comunidad científica y el público en general. Esta dieta se describe como «dieta planetaria» porque se desarrolló con el objetivo de adaptarse a las culturas alimentarias y las cocinas de varios países, al tiempo que garantiza tanto la salud como la sostenibilidad ambiental. La PHD ofrece directrices flexibles que hacen hincapié en los cereales integrales, las frutas, las verduras, los frutos secos y las legumbres (alimentos vegetales integrales), al tiempo que restringen la ingesta de alimentos de origen animal (FIGURA 2). La Comisión evaluó el impacto potencial del cambio de las dietas actuales a la PHD y llegó a la conclusión de que tales cambios supondrían importantes beneficios para la salud, incluida la prevención de aproximadamente 11 millones de muertes al año, lo que representa entre el 19% y el 24% de la mortalidad total17.
FIGURA 2: Dieta de Salud Planetaria (Fuente: adaptado de https://eatforum.org/eat-lancet-commission/the-planetary-health-diet-and-you/)
Aunque los investigadores implicados en la PHD argumentaron que la transición a esta dieta aumentaría la adecuación de la mayoría de los micronutrientes, incluidos el hierro, el zinc, el folato, la vit. A y el calcio, la literatura reciente ha suscitado preocupación. En concreto, se ha puesto de manifiesto que la adecuación nutricional de la PHD sólo podría alcanzarse teóricamente si se considera una gama limitada de nutrientes. En la práctica, los datos sobre la ingesta de micronutrientes -en particular los que se encuentran generalmente en mayores cantidades y en formas más biodisponibles en los alimentos de origen animal- y la prevalencia de sus deficiencias sugieren que satisfacer las necesidades de micronutrientes y prevenir las deficiencias puede ser un reto notable para una parte significativa de la población mundial16.
Guiados por estas preocupaciones, Beal y coautores evaluaron la ingesta de seis micronutrientes globalmente escasos -folato, vitamina A, vitamina B12, calcio, hierro y zinc- proporcionados por el PHD y analizaron su adecuación nutricional para adultos (de 25 años o más) y mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años). Los resultados mostraron que, para algunos grupos de población, las ingestas estimadas de vitamina B12, calcio, hierro y zinc eran insuficientes para alcanzar las ingestas de nutrientes recomendadas18 (FIGURA 3).
FIGURA 3: Porcentajes de ingesta de los seis micronutrients citados en la EAT-Lancet Healthy reference diet (Fuente: adaptado de Beal et al., 2023).18
Por lo tanto, esta dieta, que hace hincapié en los alimentos vegetales mínimamente procesados y limita los productos animales, puede requerir ajustes. Un enfoque eficaz para abordar estas carencias de micronutrientes sería aumentar la proporción de alimentos más ricos en nutrientes, como el pescado, los huevos y los productos lácteos, y reducir al mismo tiempo la ingesta de alimentos ricos en compuestos antinutrientes, como los fitatos.
Alternativas vegetales
La necesidad de un cambio global hacia dietas más basadas en plantas ha provocado una transformación en la industria alimentaria, impulsando a los fabricantes de alimentos a crear una nueva categoría de alimentos: alternativas vegetales a los productos de origen animal. Las alternativas vegetales están diseñadas para imitar la estructura, textura y sabor de sus equivalentes de origen animal (generalmente carne, leche y otros productos lácteos). Su producción tiene como objetivo ofrecer un sustituto sencillo de los productos de origen animal, dando prioridad a las necesidades de sabor y familiaridad del consumidor, y también puede aumentar la disponibilidad de alimentos de origen vegetal que pueden consumirse fácilmente. Este enfoque permite a los consumidores mantener sus pautas de comida y hábitos alimentarios habituales, lo que impulsa aún más la popularidad de estos productos19,20. Además de esta ventaja, el interés de los consumidores por estos productos puede explicarse por varias razones, entre ellas la preocupación por el medio ambiente, consideraciones éticas relativas al bienestar animal y cuestiones relacionadas con la salud.
Las empresas alimentarias suelen comercializar sus alternativas vegetales a los productos animales con alegaciones nutricionales y de salud, promocionándolos como opciones más saludables que sus homólogos animales. Esto puede llevar a los consumidores a percibir estos productos como nutricionalmente superiores debido a un posible «efecto de halo de salud»21,22. Sin embargo, no está definitivamente establecido que el consumo de alternativas de origen vegetal en lugar de sus equivalentes de origen animal se asocie positivamente con mejores resultados de salud11,21,23.
De hecho, datos recientes plantean dudas sobre cómo afecta a la ingesta de nutrientes la sustitución de productos de origen animal por alternativas de origen vegetal11,19,24,25. En concreto, los productos animales son una fuente primaria de micronutrientes importantes, y su sustitución puede provocar deficiencias de calcio, potasio, magnesio, zinc y vitamina B12. Además, dicha sustitución puede dar lugar a un aumento de los niveles de nutrientes sensibles para la salud pública (es decir, sodio, azúcar y grasas saturadas11.
Otros estudios analizaron los posibles efectos de sustituir la carne, la leche y los postres lácteos por sus alternativas vegetales. Los resultados revelaron que la sustitución de la carne provocaba una menor adecuación de la vitamina B12, la riboflavina, el zinc biodisponible y el hierro. Por otra parte, la sustitución de la leche y los postres lácteos dio lugar a niveles reducidos de calcio y yodo19. Esta cuestión es especialmente apremiante si se tiene en cuenta un reciente informe de la OMS, según el cual el cambio hacia alternativas lácteas de origen vegetal, especialmente entre las mujeres durante el embarazo, está contribuyendo a una ingesta de yodo persistentemente insuficiente en la Región Europea de la OMS. De hecho, a pesar de que la leche es una de las principales fuentes de yodo, la mayoría de las alternativas lácteas no lo contienen26.
Por lo tanto, es importante actuar con cautela a la hora de sustituir los productos de origen animal por sus alternativas de origen vegetal, ya que estas alternativas suelen carecer de los micronutrientes esenciales que los productos de origen animal, a los que pretenden sustituir, aportan como fuentes primarias. Además, la presencia de antinutrientes en las alternativas vegetales puede reducir aún más la biodisponibilidad de estos micronutrientes. Estas cuestiones subrayan la necesidad de investigar más sobre la calidad nutricional de las alternativas vegetales27.
Además, podríamos añadir que en muchos casos el sabor de estos suele ser menos placentero y estaríamos perdiendo igualmente la dimensión del placer en alimentación.
Conclusión
Considerando la definición de «dieta sostenible y saludable», las dietas deben garantizar una ingesta adecuada de todos los nutrientes necesarios para la salud y el bienestar individual1. Sin embargo, estudios recientes advierten de que las dietas promocionadas como «sostenibles», con un contenido reducido o ausente de productos animales, podrían no satisfacer adecuadamente las necesidades de ciertos micronutrientes esenciales. Los productos animales suelen ser una fuente primaria de micronutrientes importantes como la vitamina B12, el hierro, el zinc y el calcio, que pueden ser difíciles de obtener en cantidades adecuadas a partir de una dieta exclusivamente vegetal. De hecho, incluso los productos vegetales que pretenden ser alternativas carecen a menudo de estos nutrientes clave. Por este motivo, es esencial seguir investigando para desarrollar dietas que no sólo reduzcan el impacto medioambiental, sino que también garanticen una ingesta adecuada de todos los nutrientes esenciales.
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