El pescado no basta: la evidencia científica redefine la dieta para la salud cardiovascular
MARÍA JOSÉ SOTO MÉNDEZ
Doctora en Nutrición y Ciencia de los Alimentos por la Universidad de Granada
Colaboradora de la Fundación Iberoamericana de Nutrición FINUT
Las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de morbilidad y mortalidad a nivel global. Aunque se reconoce que factores como la inflamación, la disfunción endotelial y la agregación plaquetaria contribuyen al riesgo cardiovascular, actualmente ha crecido el interés por las vesículas extracelulares (VE) como biomarcadores potenciales. Una nueva investigación publicada en la revista The Journal of Nutrition aporta datos reveladores sobre el impacto del consumo de pescado azul frente a los suplementos de aceite de pescado en la función de las VE.
Antecedentes
Las VE son partículas microscópicas liberadas por células como plaquetas y leucocitos. Se ha observado que su número, composición y función pueden variar con la dieta, el ejercicio o la presencia de patologías. Las VE derivadas de plaquetas, por ejemplo, pueden tener un efecto procoagulante al favorecer la formación de trombina, lo que las convierte en un nuevo objetivo en la prevención cardiovascular.
En paralelo, numerosos estudios han documentado los efectos beneficiosos de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3, en particular el EPA (ácido eicosapentaenoico) y el DHA (ácido docosahexaenoico), en la salud cardiovascular. Estas grasas se encuentran de forma natural en pescados como el salmón, la caballa o las sardinas, y también están disponibles en forma de suplementos de aceite de pescado. Sin embargo, se desconoce si los efectos de estos nutrientes sobre las VE dependen de su fuente dietética o de la dosis ingerida.
El estudio
Con el objetivo de comparar el impacto del consumo habitual de pescado azul frente al uso de suplementos de aceite de pescado a alta dosis sobre la cantidad y función de las VE, un grupo de investigadores del Reino Unido diseñó un ensayo clínico aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo.
El estudio incluyó a 42 adultos sanos, con una edad media de 55 ±2 años (28 mujeres), que presentaban al menos un factor de riesgo cardiovascular (como sobrepeso, hipertensión leve o antecedentes familiares). Los participantes fueron asignados aleatoriamente a uno de tres grupos durante 12 semanas:
• Grupo suplemento: recibió cápsulas con 1,8 g/día de ácidos grasos omega-3 (1,5 g de EPA y 0,5 g de DHA) y consumió pescado blanco como base dietética.
• Grupo pescado azul: recibió placebo (aceite de maíz) y consumió pescado azul (salmón y caballa) tres veces por semana, aportando aproximadamente 1 g/día de omega-3 (0,6 g EPA y 0,4 g DHA).
• Grupo control: recibió placebo y consumió pescado blanco, sin aportar ácidos grasos omega-3 significativos.
Todos los participantes mantuvieron sus hábitos habituales de vida y evitaron el consumo de otros suplementos o alimentos ricos en omega-3 fuera del protocolo. Durante el estudio, se recogieron muestras de sangre en ayunas al inicio y al final de las 12 semanas para realizar todas las mediciones necesarias.
Resultados
Ambas intervenciones aumentaron significativamente las proporciones de EPA y DHA tanto en las VE circulantes como en los eritrocitos, con incrementos totales de omega-3 desde 2.76±0.13% hasta 4.11±0.17% en VE para el grupo de suplementos y desde 2.98±0.13% hasta 4.17±0.14% para el grupo de pescado azul. En eritrocitos, los omega-3 totales aumentaron desde 7.74±0.22% hasta 11.59±0.33% en el grupo de suplementos y desde 7.46±0.22% hasta 11.09±0.33% en el grupo de pescado azul.
El hallazgo más relevante del estudio fue que solo el grupo que recibió suplementos de aceite de pescado a alta dosis experimentó una reducción significativa en el número total de VE circulantes (p<0.001), especialmente las derivadas de plaquetas. Este grupo también mostró una disminución significativa en la actividad trombogénica de las VE, es decir, en su capacidad para favorecer la formación de coágulos.
En contraste, el grupo que consumió pescado azul no presentó cambios significativos ni en el número ni en la función de las VE respecto al grupo control. Tampoco se observaron efectos significativos en los niveles de colesterol, triglicéridos, presión arterial o marcadores inflamatorios en ninguno de los tres grupos, lo que refuerza la idea de que los efectos observados están específicamente relacionados con la función de las VE y no con cambios clínicos globales.
El análisis de correlación reveló que las proporciones de EPA en las VE circulantes se asociaron significativamente con el número de VE circulantes, explicando 28.0% de la varianza, mientras que el EPA en eritrocitos explicó 31.5% de la varianza. Además, la proporción de EPA en VE circulantes predijo independientemente 11.5% de la varianza en la generación de trombina y 10.6% de la varianza en la formación de coágulos dependiente de VE. Este efecto no se observó con el DHA ni en el grupo que consumió pescado azul, lo que sugiere que la cantidad de EPA, más que su fuente, puede ser determinante para modificar la función de las VE.
Las limitaciones incluyen el diseño de grupos paralelos que introduce variables confusoras, diferencias en las líneas base entre grupos, y la falta de diseño cruzado que hubiera fortalecido las conclusiones.
Conclusiones
Este estudio muestra que los suplementos de aceite de pescado con alta dosis de omega-3 (principalmente EPA) son más eficaces para reducir tanto la cantidad como la actividad procoagulante de las vesículas extracelulares en adultos sanos con riesgo cardiovascular moderado.
Los resultados apoyan la hipótesis de que las VE pueden ser biomarcadores útiles para evaluar la respuesta biológica a intervenciones nutricionales. También sugieren que la cantidad de omega-3 consumido puede ser más importante que su fuente a la hora de modular este tipo de marcadores emergentes.
El estudio sugiere que incrementar la ingesta de EPA más allá de las recomendaciones dietéticas actuales para consumo de pescado azul podría ofrecer beneficios adicionales, particularmente en relación con el número y funciones de las VE.
Este estudio abre la puerta a futuras investigaciones sobre el papel de las VE como mediadores del riesgo cardiovascular y como herramientas para evaluar la eficacia de intervenciones dietéticas, especialmente en el contexto de la prevención primaria.
Fuente
El resumen del artículo original está disponible en el siguiente enlace (versión en inglés).
Referencia
Sharman A, Zhou R, Pugh J, et al. High-dose fish oil supplements are more effective than oily fish in altering the number and function of extracellular vesicles in healthy human subjects: a randomised, double-blind, placebo-controlled, parallel trial. British Journal of Nutrition. 2025;133(7):934-944. https://doi.org/10.1017/S0007114525000625
Elaboración y revisión del artículo científico
El presente contenido ha sido elaborado y revisado por colaboradores de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT)