Ayuno intermitente y dieta cetogénica ¿algo más que modas?

RAMÓN DE CANGAS MORÁN
Dietista-Nutricionista y Dr. en Biología Funcional y Molecular
Académico de número de la Academia Española de Nutrición y Dietética (AEDNYD)


Se suele afirmar que un patrón dietético debe respetar las tradiciones, la cultura y los hábitos de la mayoría de las personas de una población. Y en España esto se cumple con la dieta mediterránea. En realidad es una cultura milenaria que recoge una forma ideal de alimentarse y también un estilo de vida completo, propio de los países de la zona mediterránea, como es el caso de Chipre, Croacia, Grecia, España, Francia, Marruecos y Portugal.

Son numerosos los estudios que relacionan el patrón dietético mediterráneo con beneficios fisiológicos para nuestro organismo, prevención de enfermedades crónicas, cardiovasculares y metabólicas1-8.

Tampoco podemos negar la realidad y reconocer que otras estrategias pueden ser útiles9. Y es que otros modelos dietéticos en ciertas personas pueden ser una herramienta útil y que debemos, por tanto, conocer. En este artículo vamos a analizar dos de los más extendidos y de moda en la actualidad entre la población, como son el ayuno intermitente y la dieta cetogénica.

Junto con unas adecuadas pautas alimenticias adaptadas a cada persona, la práctica de ejercicio físico va a tener efectos positivos en la salud y en la pérdida de peso corporal10.

El Ayuno intermitente

En los últimos tiempos desde diversas fuentes y profesionales se ha promovido el ayuno intermitente asegurando que la evidencia sugiere que es muy interesante. Y por este motivo (además de otras razones), el ayuno intermitente, en días alternos y otras formas de descompensación calórica periódica están ganando popularidad en la prensa no científica e incluso en el ámbito de la investigación animal y humana. El ayuno intermitente es en realidad una estrategia de opción dietética variable encaminada a lograr una baja o nula ingesta de energía concentrando el consumo calórico durante varias horas o días. Un ejemplo de ayuno intermitente es, por ejemplo estar 15 horas sin comer nada o poco y realizar las comidas en 9 horas o estar varios días comiendo poco y otros normal.

No hay que olvidar que en realidad ayunar de forma voluntaria es decir, restringir alimentos sólidos, es algo que se ha hecho a lo largo de la historia por cuestiones culturales, patológicas, religiosas, por diversas tradiciones y por supuesto también de forma involuntaria ( hambrunas, guerras,…). Pero además si de evolución hablamos resulta razonable pensar que nuestros ancestros durante milenios no tuvieron a su disposición alimentos para comer cada pocas horas, sino que seguramente se alternarían periodos en los cuales se comía mucho más (periodos de caza, de recolección de frutas, etc…) con periodos de escasez durante horas o días donde apenas se podría ingerir nada.

En realidad el ayuno intermitente es un término amplio que abarca una variedad de programas que manipulan el momento de las comidas al utilizar ayunos para mejorar la composición corporal y la salud en general. No se puede negar que existen diversas revisiones que examinan los estudios realizados en programas de ayuno intermitente para determinar si son efectivos para mejorar la composición corporal y los marcadores clínicos de salud asociados con la enfermedad11.

Los protocolos de ayuno intermitente se pueden agrupar de muchas formas, pero en general podemos hablar de ayuno de días alternos, ayuno de día completo y alimentación con restricción de tiempo. Existen algunos estudios sugerentes en cuanto a los resultados de esta estrategia tan popular pero si de seres humanos hablamos debemos recordar que a día de hoy no hay una gran cantidad de investigaciones que permitan construir una muy fuerte evidencia científica12, lo cual no quiere decir que no se trate de una herramienta que puede ser útil e interesante en algunos casos.

Se ha formulado la hipótesis de que los regímenes de ayuno intermitente influyen en la regulación metabólica a través de los efectos sobre la biología circadiana, la microbiota intestinal y los comportamientos modificables tanto del estilo de vida como del sueño. En este sentido estos regímenes alimentarios podrían ofrecer prometedores enfoques no farmacológicos para mejorar la salud de determinados segmentos de la población13.

Hay que reconocer, que si de pérdida de peso hablamos, puede ser una herramienta útil. De hecho en una revisión sistemática publicada en el año 2020 que recoge 27 ensayos clínicos, se pudo encontrar una pérdida de peso de entre el 0,8% y el 13,0% del peso inicial y además sin eventos adversos graves e incluso cuando se incluían pacientes con diabetes tipo 2 se documentó una mejora en el control glucémico14.

Más allá del peso, el ayuno intermitente puede ser un tratamiento dietético interesante o al menos a tener en cuenta en algunas enfermedades. De forma constante van apareciendo más estudios sobre la eficacia del ayuno intermitente en patologías como enfermedades degenerativas crónicas, inflamatorias, reumáticas15-16 como puede ser la artritis reumatoide y otras muchas.

Como método que sirve de ayuda en la restricción calórica, hace años que el ayuno intermitente se sugiere también como una estrategia útil para reducir o ralentizar el envejecimiento17. Además de por la restricción calórica, se ha propuesto que uno de los motivos de los beneficios del ayuno intermitente puede ser también la autofagia. La autofagia es un proceso de degradación lisosómica y un mecanismo de protección para eliminar orgánulos dañados, proteínas mal plegadas y ciertos patógenos invasores. Tradicionalmente, se ha considerado que la privación de alimentos y la restricción calórica tienen un papel en la regulación de la autofagia, la evidencia sugiere de manera abrumadora que la autofagia es inducida en una amplia variedad de tejidos y órganos en respuesta a la privación de alimentos18. Obviamente el ayuno intermitente en cualquiera de sus versiones es una forma de reducir ingesta calórica total y conseguir una restricción calórica17.

La autofagia disfuncional contribuye a muchas enfermedades, incluyendo el cáncer. La autofagia puede suprimir o promover tumores dependiendo de la etapa de desarrollo y del tipo de tumor, y la modulación de la autofagia para el tratamiento del cáncer es un enfoque terapéutico interesante que se está investigando intensamente. La restricción nutricional es un protocolo prometedor para modular la autofagia18 y mejorar la eficacia de las terapias contra el cáncer, protegiendo al mismo tiempo las células normales19.

Algunos estudios sugieren que la estrategia de restricción calórica intermitente puede ser especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesas y preferible (si de cáncer hablamos) a una reducción de kilocalorías permanente. Aunque si hablamos de individuos sanos parece que no hay diferencia20.

Si hablamos de deporte, en lo que respecta a los ejercicios de alta intensidad y resistencia, los estudios han sido variados, pero son uniformes en cuanto a que no hay ningún beneficio (tampoco perjuicio) en el rendimiento deportivo durante el ayuno intermitente21, lo mismo ocurre si de lo que hablamos es de fuerza22. No obstante destacar que es necesario realizar más estudios a largo plazo para evaluar los protocolos específicos de ayuno durante el deporte.

Además, el ayuno intermitente puede alterar en positivo la microbiota intestinal23 y como consecuencia de ello permitir una serie de beneficios fisiológicos13 que reducen el riesgo de padecer ciertas patologías.

En conclusión, el ayuno intermitente puede ser una opción más aunque en personas con trastornos de la conducta alimentaria (o con riesgo de padecerlos) no es una buena opción. Y aunque a veces se presente como la panacea, la realidad es que en el mejor de los casos no sería más eficaz que la dieta mediterránea que podríamos decir que es el patrón de referencia24. Cierto es que el ayuno intermitente puede incluir los alimentos típicos del patrón mediterráneo y por tanto asemejarse a ella.

La Dieta Cetogénica

A principios del siglo XX ya se conocía ciertamente una relación entre el ayuno y los beneficios en las convulsiones y fue el doctor Wilder, de la clínica Mayo quien sugirió que este efecto que se conseguía con el ayuno quizás era debido a la generación de cuerpos cetónicos por lo que propuso como alternativa una dieta rica en grasas y baja en hidratos de carbono para conseguir un efecto parecido25-26. Por ello, la dieta cetogénica es un modelo dietético que ya se conoce desde hace mucho, aunque en sus inicios se empleaba para tratar convulsiones epilépticas en niños27. Con el tiempo, a partir del modelo original se fueron desarrollando variantes que además de alimentos naturales incluían elementos como triglicéridos de cadena media, entre otras cosas28. Este modelo se ha aplicado posteriormente en otra serie de situaciones con mayor o menor éxito29 como en la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson, el glaucoma, y para perder peso.

Aunque no se puede generalizar (depende mucho de cada persona, de su actividad física, composición corporal etc…) en general se habla de una dieta cetogénica cuando el aporte de hidratos de carbono es de no más de 20-50 gramos al día, ya que en dichas circunstancias se generan los llamados cuerpos cetónicos. Aun así, y por los motivos antes comentados, no es conveniente tomar esa cifra como un valor determinante.

Los cuerpos cetónicos son unas moléculas cuya producción se maximiza en ausencia de hidratos de carbono. Realmente cuando nuestro organismo utiliza la grasa como fuente de energía, oxida los ácidos grasos en las mitocondrias celulares (en especial en el hígado) y en este proceso se forman tres moléculas (acetona, betahidroxibutirato y acetoacetato, éste último puede proceder del colesterol) que se conocen como cuerpos cetónicos. Estas tres moléculas tienen realmente la consideración de residuos metabólicos, sin embargo no hay que olvidar que en los tejidos de fuera del hígado estos compuestos “entran” en el ciclo de Krebs con lo cual permiten obtener energía y por ello son una fuente de energía extra, aunque para ello debe existir glucosa suficiente. La acetona es una excepción puesto que se elimina por la orina y por la respiración (precisamente por eso cuando sus niveles están aumentados pueden provocar que el aliento tengo un olor característico).

Haciendo referencia a la masa muscular, debemos tener en cuenta que muchas veces estas dietas se utilizan como estrategias de pérdida de peso por parte de personas que hacen ejercicio y atletas. Al examinar la literatura, la mayoría de los estudios informan de disminuciones en la masa libre de grasa en los individuos que siguen una dieta cetogénica. Sin embargo, existen algunos factores de confusión, como el uso de dietas demasiado agresivas para perder peso y los posibles errores en las técnicas sobre la medición de la masa libre de grasa. Un número limitado de estudios ha examinado la combinación de entrenamiento con dietas cetogénicas, y se necesitan más investigaciones para determinar si el entrenamiento puede efectivamente frenar o detener la pérdida de masa libre de grasa que se observa típicamente en los individuos que siguen una dieta cetogénica30, aunque podemos sugerir que si se entrena, no se pierde demasiada masa muscular y se puede conservar y además se mantiene la fuerza, rendimiento y la potencia31.

En la literatura se citan posibles efectos secundarios y complicaciones de este tipo de dietas32-37 aunque en contra de lo que hace años se pensaba en general suelen ser problemas transitorios y fácilmente controlables. De hecho, en estudios38 donde se evalúa el efecto de la dieta cetogénica a medio y a largo plazo, se concluye que este tipo de dieta si es empleada por profesionales entrenados en su uso en práctica clínica parece ser capaz de mejorar de manera significativa en el medio plazo una serie de parámetros antropométricos, hemodinámicos y de laboratorio y además tener una buena tolerabilidad global.

Es muy elevada la evidencia científica favorable a su uso en epilepsia refractaria en niños39,40 e incluso en adultos41 pero se debe evitar si hay enfermedad renal.

También hay evidencia científica favorable a su uso en relación a la pérdida de peso corporal. De hecho la práctica de la actividad física y seguir dieta cetogénica pueden tener un doble efecto al ayudar en los procesos de pérdida de peso y de mejora de la composición corporal. Parece que las intervenciones con dieta cetogénica y ejercicio son todavía mejores pues reportan una disminución del peso, de la grasa pero sin embargo hay un mantenimiento, e incluso un aumento de la masa muscular42. Y sí, la dieta cetogénica por tanto puede ser una herramienta útil para la pérdida de peso43 e incluso cuando hay alteraciones endocrinas como ovario poliquístico u otras44.

En el síndrome metabólico también puede tener utilidad este modelo dietético45 e incluso puede ayudar a reducir el apetito45 y ser un tratamiento útil en diabetes tipo 246 por encima quizás de otras herramientas47.

También la dieta cetogénica se ha relacionado con cambios positivos en la microbiota intestinal48.

Una de las patologías en las cuales más se está hablando en los últimos tiempos acerca de la dieta cetogénica es en el cáncer49 y aunque hay mucha controversia sobre el tema50, no se puede negar que en estudios preclínicos y clínicos se ha investigado el papel de un metabolismo desregulado en la sostenibilidad de la iniciación y la progresión de los tumores.

No hay que olvidar que los cuerpos cetónicos (en particular β-hidroxibutirato) pueden modular la inflamación por mecanismos epigenéticos lo cual también puede ser beneficioso en el cáncer51. De todas formas sí hay que reconocer que gran parte de los estudios presentan grandes limitaciones en su metodología; es decir, solo son casos aislados o estudios comparativos que tienen tamaños de muestra muy pequeños52 . Pero que esto sea así, no quiere decir que poco a poco se va sugiriendo una posible utilidad de esta herramienta dietética. Suficiente como para merecer ser estudiada más en serio y tenida en cuenta como una opción por parte de los oncólogos.

Por tanto, podríamos concluir que la dieta cetogénica puede ser una herramienta más, que puede ser útil en determinadas personas y en determinadas circunstancias que deben valorarse por un profesional de la nutrición (personas sin trastornos de la conducta alimentaria y a la que este patrón favorece la adhesión por ejemplo). Y destacar igualmente que sus restricciones respecto a grupos de alimentos dentro del patrón mediterráneo puede influir en la adhesión negativamente.

Conclusiones

Cada vez aparece más evidencia científica que justifica la utilidad de estas opciones dietéticas aunque hay que destacar que sólo son válidas para ciertos pacientes y que en cualquier caso siempre deben ser pautadas y supervisadas en todo momento por un profesional de la nutrición y dietética.

PUBLICACIONES


INFORME FEN-FINUT

«La leche como vehículo de salud para la población»

Revisión sistemática de la Fundación Española de Nutrición y Fundación Iberoamericana de Nutrición (2015)

Bibliografía
1. López-Laguna N, Martínez-González MA, Toledo E, Babio N, Sorlí JV, Ros E, Muñoz MÁ, Estruch R, Lapetra J, Muñoz-Bravo C, Fiol M, Serra-Majem L, Pintó X, González JI, Fitó M, Basora J, Arós F, Ruiz-Canela M. Risk of peripheral artery disease according to a healthy lifestyle score: The PREDIMED study. Atherosclerosis. 2018 May 31;275:133-140.
2. Wang DD, Toledo E, Hruby A, Rosner BA, Willett WC, Sun Q, Razquin C, Zheng Y, Ruiz-Canela M, Guasch-Ferré M, Corella D, Gómez-Gracia E, Fiol M, Estruch R, Ros E, Lapetra J, Fito M, Aros F, Serra-Majem L, Lee CH, Clish CB, Liang L, Salas-Salvadó J, Martínez-González MA, Hu FB. Plasma Ceramides, Mediterranean Diet, and Incident Cardiovascular Disease in the PREDIMED Trial (Prevención con Dieta Mediterránea). Circulation. 2017 May 23;135(21):2028-2040.
3. Martínez-González MA, Salas-Salvadó J, Estruch R, Corella D, Fitó M, Ros E; PREDIMED INVESTIGATORS. Benefits of the Mediterranean Diet: Insights From the PREDIMED Study. Prog Cardiovasc Dis. 2015 Jul-Aug;58(1):50-60.
4. Martínez-González MÁ, Toledo E, Arós F, Fiol M, Corella D, Salas-Salvadó J, Ros E, Covas MI, Fernández-Crehuet J, Lapetra J, Muñoz MA, Fitó M, Serra-Majem L, Pintó X, Lamuela-Raventós RM, Sorlí JV, Babio N, Buil-Cosiales P, Ruiz-Gutierrez V, Estruch R, Alonso A; PREDIMED Investigators. Extravirgin olive oil consumption reduces risk of atrial fibrillation: the PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea) trial. Circulation. 2014 Jul 1;130(1):18-26.
5. Ros E, Martínez-González MA, Estruch R, Salas-Salvadó J, Fitó M, Martínez JA, Corella D. Mediterranean diet and cardiovascular health: Teachings of the PREDIMED study. Adv Nutr. 2014 May 14;5(3):330S-6S.
6. Salas-Salvadó J, Bulló M, Babio N, Martínez-González MÁ, Ibarrola-Jurado N, Basora J, Estruch R, Covas MI, Corella D, Arós F, Ruiz-Gutiérrez V, Ros E; PREDIMED Study Investigators. Reduction in the incidence of type 2 diabetes with the Mediterranean diet: results of the PREDIMED-Reus nutrition intervention randomized trial. Diabetes Care. 2011 Jan;34(1):14-9.
7. Razquin C, Sanchez-Tainta A, Salas-Salvadó J, Buil-Cosiales P, Corella D, Fito M, Ros E, Estruch R, Arós F, Gómez-Gracia E, Fiol M, Lapetra J, Serra-Majem L, Pinto X, Schröder H, Tur J, Sorlí JV, Lamuela-Raventós RM, Bulló M, Bes-Rastrollo M, Martinez-Gonzalez MA; PREDIMED GROUP. Dietary energy density and body weight changes after 3 years in the PREDIMED study. Int J Food Sci Nutr. 2017 Nov;68(7):865-872.
8. Schwingshackl L, Schwedhelm C, Galbete C, Hoffmann G. Adherence to Mediterranean Diet and Risk of Cancer: An Updated Systematic Review and Meta-Analysis. Nutrients. 2017 Sep 26;9(10).
9. Jospe MR, Roy M, Brown RC, Haszard JJ, Meredith-Jones K, Fangupo LJ, OsborneH, Fleming EA, Taylor RW. Intermittent fasting, Paleolithic, or Mediterranean diets in the real world: exploratory secondary analyses of a weight-loss trial that included choice of diet and exercise. Am J Clin Nutr. 2020 Mar 1;111(3):503-514.
10. Torres, G., García, M., Villaverde, C. y Garatachea, N. (2010). Papel del ejercicio físico en la prevención y tratamiento de la obesidad en adultos. Revista Retos. Nuevas tendencias en Educación Física, Deporte y Recreación, 18, 47-51. Disponible en http://www.retos.org/numero_18/RETOS18-9.pdf.
11. Tinsley GM, La Bounty PM. Effects of intermittent fasting on body composition and clinical health markers in humans. Nutr Rev. 2015 Oct;73(10):661-74.
12. Jane L, Atkinson G, Jaime V, Hamilton S, Waller G, Harrison S. Intermittent fasting interventions for the treatment of overweight and obesity in adults aged 18 years and over: a systematic review protocol. JBI Database System Rev Implement Rep. 2015 Oct;13(10):60-8.
13. Patterson RE, Sears DD. Metabolic Effects of Intermittent Fasting. Annu RevNutr. 2017 Aug 21;37:371-393.
14. Welton S, Minty R, O’Driscoll T, Willms H, Poirier D, Madden S, Kelly L. Intermittent fasting and weight loss: Systematic review. Can Fam Physician. 2020 Feb;66(2):117-125.
15. Choi IY, Piccio L, P. Childress B, Bollman A, Ghosh S, Brandhorst J, Suarez A, Michalsen AH, Cross TE, Morgan M, Wei F, Paul M, Bock, Longo VD. A Diet Mimicking Fasting Promotes Regeneration and Reduces Autoimmunity and Multiple Sclerosis Symptoms. Cell Rep, 15, 10 (2016), pp. 2136-46
16. Michalsen A, Li C. Fasting Therapy for Treating and Preventing Disease-Current State of Evidence. Forsch Komplementmed, 20, 6 (2013)
17. Longo VD, Antebi A, et al. Interventions to Slow Aging in Humans: Are We Ready? Aging Cell, 14, 4 (2015), 497-510
18. Bagherniya M, Butler AE, Barreto GE, Sahebkar A. The effect of fasting or calorie restriction on autophagy induction: A review of the literature. Ageing. Res Rev. 2018 Nov;47:183-197
19. Antunes F, Erustes AG, Costa AJ, Nascimento AC, Bincoletto C, Ureshino RP, Pereira GJS, Smaili SS. Autophagy and intermittent fasting: the connection for cancer therapy? Clinics (Sao Paulo). 2018 Dec 10;73(suppl 1):e814s
20. Harvie MN, Howell T. Could Intermittent Energy Restriction and Intermittent Fasting Reduce Rates of Cancer in Obese, Overweight, and Normal-Weight Subjects? A Summary of Evidence. Adv Nutr. 2016 Jul 15;7(4):690-705.
21. Levy E, Chu T. Intermittent Fasting and Its Effects on Athletic Performance: A Review. Curr Sports Med Rep. 2019 Jul;18(7):266-269.
22. Gueldich H, Zghal F, Borji R, Chtourou H, Sahli S, Rebai H. The effects of Ramadan intermittent fasting on the underlying mechanisms of force production capacity during maximal isometric voluntary contraction. Chronobiol Int. 2019 May;36(5):698-708.
23. Karakan T. Intermittent fasting and gut microbiota. Turk J Gastroenterol. 2019 Dec;30(12):1008. doi: 10.5152/tjg.2019.101219. PMID: 31854304; PMCID: PMC6924599.
24. Jospe MR, Roy M, Brown RC, Haszard JJ, Meredith-Jones K, Fangupo LJ, Osborne H, Fleming EA, Taylor RW. Intermittent fasting, Paleolithic, or Mediterranean diets in the real world: exploratory secondary analyses of a weight-loss trial that included choice of diet and exercise. Am J Clin Nutr. 2020 Mar 1;111(3):503-514.
25. Wilder RM. The effect of ketonemia on the course of epilepsy. Mayo Clinic Bulletin 1921; 2: 307
26. Wheless JW. History of the ketogenic diet. Epilepsia. 2008 Nov;49 Suppl 8:3-5.
27. Milder JB, Liang L-P, Patela M. Acute Oxidative Stress and Systemic Nrf2 Activation by the Ketogenic Diet. Neurobiol Dis. 2010 Oct; 40(1): 238-244. DOI: 10.1016/j.nbd.2010.05.030.
28. Schwartz RH, Eaton J, Bower BD y cols. Ketogenic diets in the treatment of epilepsy Short-term clinical effects. Dev Med Child Neurol 1989; 31: 145-151.
29. Walczyk T, Wick JY. The Ketogenic Diet: Making a Comeback. Consult Pharm. 2017 Jul 1;32(7):388-396.
30. Tinsley GM, Willoughby DS. Fat-Free Mass Changes During Ketogenic Diets and the Potential Role of Resistance Training. Int J Sport Nutr Exerc Metab. 2016 Feb;26(1):78-92.
31. Paoli A, Bianco A, Grimaldi KA. The Ketogenic Diet and Sport: A Possible Marriage? Exerc Sport Sci Rev. 2015 Jul;43(3):153-62.
32. Wheless JW. The ketogenic diet: an effective medical therapy with side effects. J Child Neurol. 2001 Sep;16(9):633-5.
33. Freeman J, Veggiotti P, Lanzi G y cols. The ketogenic diet: from molecular mechanisms to clinical effects. Epilepsy Res 2006; 68: 145-180. 6.
34. Vicente-Hernández M, García-García P, Gil-Nagel A y cols. Therapeutic approach to epilepsy from the nutritional view: current status of dietary treatment. Neurología 2007; 22: 517- 525.
35. Kang HC, Kim HD. Diet therapy in refractory pediatric epilepsy: increased efficacy and tolerability. Epileptic Disord 2006; 8: 309-316.
36. Kossoff EH, Zupec-Kania BA, Amark PE y cols. Optimal clinical management of children receiving the ketogenic diet: Recommendations of the International Ketogenic Diet Study Group. Epilepsia 2009; 50: 304-317.
37. Stafstrom CE, Rho JM. Epilepsy and the ketogenic diet. Totowa NJ: Humana Press; 2004.
38. Cicero AF, Benelli M, Brancaleoni M, Dainelli G, Merlini D, Negri R. Middle and Long-Term Impact of a Very Low-Carbohydrate Ketogenic Diet on Cardiometabolic Factors: A Multi-Center, Cross-Sectional, Clinical Study. High Blood Press Cardiovasc Prev. 2015 Dec;22(4):389-94.
39. Vicente-Hernández M, García-García P, Gil-Nagel A y cols. Therapeutic approach to epilepsy from the nutritional view: current status of dietary treatment. Neurología 2007; 22: 517- 525.
40. Sourbron J, Klinkenberg S, van Kuijk SMJ, Lagae L, Lambrechts D, Braakman HMH, Majoie M. Ketogenic diet for the treatment of pediatric epilepsy: review and meta-analysis. Childs Nerv Syst. 2020 Mar 16. doi: 10.1007/s00381-020-04578-7.
41. Martin K, Jackson CF, Levy RG, Cooper PN. Ketogenic diet and other dietary treatments for epilepsy. Cochrane Database Syst Rev. 2016 Feb 9;2:CD001903. doi: 10.1002/14651858.CD001903.pub3. Review. Update in: Cochrane Database Syst Rev. 2018 Nov 07;11:CD001903.
42. Martín-Moraleda E, Delisle C, Collado Mateo D, Aznar-Lain S. [Weight loss and body composition changes through ketogenic diet and physical activity: a methodological and systematic review]. Nutr Hosp. 2019 Oct 17;36(5):1196-1204.
43. Ting R, Dugré N, Allan GM, Lindblad AJ. Ketogenic diet for weight loss. Can Fam Physician. 2018 Dec;64(12):906.
44. Gupta L, Khandelwal D, Kalra S, Gupta P, Dutta D, Aggarwal S. Ketogenic diet in endocrine disorders: Current perspectives. J Postgrad Med. 2017 Oct-Dec;63(4):242-251.
45. Gershuni VM, Yan SL, Medici V. Nutritional Ketosis for Weight Management and Reversal of Metabolic Syndrome. Curr Nutr Rep. 2018 Sep;7(3):97-106.
46. Yancy WS Jr, Mitchell NS, Westman EC. Ketogenic Diet for Obesity and Diabetes. JAMA Intern Med. 2019 Dec 1;179(12):1734-1735.
47. Hussain TA, Mathew TC, Dashti AA, Asfar S, Al-Zaid N, Dashti HM. Effect of low-calorie versus low-carbohydrate ketogenic diet in type 2 diabetes. Nutrition. 2012 Oct;28(10):1016-21.
48. Cabrera-Mulero A, Tinahones A, Bandera B, Moreno-Indias I, Macías-González M, Tinahones FJ. Keto microbiota: A powerful contributor to host disease recovery. Rev Endocr Metab Disord. 2019 Dec;20(4):415-425.
49. Weber DD, Aminazdeh-Gohari S, Kofler B. Ketogenic diet in cancer therapy. Aging (Albany NY). 2018 Feb 11;10(2):164-165.
50. Erickson N, Boscheri A, Linke B, Huebner J. Systematic review: isocaloric ketogenic dietary regimes for cancer patients. Med Oncol. 2017 May;34(5):72.
51. Dąbek A, Wojtala M, Pirola L, Balcerczyk A. Modulation of Cellular Biochemistry, Epigenetics and Metabolomics by Ketone Bodies. Implications of the Ketogenic Diet in the Physiology of the Organism and Pathological States. Nutrients. 2020 Mar 17;12(3).
52. Weber DD, Aminzadeh-Gohari S, Tulipan J, Catalano L, Feichtinger RG, Kofler B. Ketogenic diet in the treatment of cancer – Where do we stand? Mol Metab. 2020 Mar;33:102-121. doi: 10.1016/j.molmet.2019.06.026

También le puede interesar

¿Cuáles son los nutrientes que más afectan al riesgo de enfermedad cardiovascular?

Vitamina D: ¿qué es?,¿cuáles son sus funciones?, ¿cómo podemos optimizar su ingesta?

Los 5 alimentos que pueden ayudarnos a dormir mejor

¿Cómo está afectando el cambio de precio de los alimentos a la salud cardiovascular?

¿Quiere recibir las novedades del Blog?
Suscríbase aquí
close-link