¿Qué relación existe entre los niveles sanguíneos de Omega-3 y el riesgo de Ictus?
FEDERICO LARA VILLOSLADA
Doctor en Farmacia por la Universidad de Granada,
Coordinador Científico del Instituto Puleva de Nutrición (IPN)
Director I+D Lactalis Puleva
Introducción al impacto de los Omega-3 en el ictus
El efecto de los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 de cadena larga (PUFAs) marinos sobre el riesgo de ictus sigue siendo incierto. Este estudio investiga la asociación entre los niveles circulantes y tisulares de omega-3 y la incidencia de ictus (total, isquémico y hemorrágico) en 29 cohortes prospectivas internacionales.
Métodos de análisis en estudios sobre niveles de Omega-3
Se analizaron datos de 183.291 participantes de 29 estudios prospectivos. Los niveles de omega-3 se dividieron en quintiles y se calculó el riesgo relativo ajustado a multivariables para cada resultado de ictus.
Resultados clave del estudio sobre Omega-3 y ictus
• Se registraron 10.561 ictus totales, 8.220 ictus isquémicos y 1.142 ictus hemorrágicos durante un seguimiento medio de 14,3 años.
• Comparando el quintil más alto (Q5) con el más bajo (Q1) de ácido eicosapentaenoico (EPA), la incidencia de ictus total fue un 17% menor (HR, 0.83; IC, 0.76–0.91; P<0.0001) y la de ictus isquémico un 18% menor (HR, 0.82; IC, 0.74–0.91; P<0.0001) en el quintil más alto.
• Para el ácido docosahexaenoico (DHA), comparando Q5 con Q1, hubo una reducción del 12% en la incidencia de ictus total (HR, 0.88; IC, 0.81–0.96; P=0.0001) y del 14% en ictus isquémico (HR, 0.86; IC, 0.78–0.95; P=0.0001).
• No se encontró asociación entre los niveles de EPA o DHA y el riesgo de ictus hemorrágico.
Conclusiones sobre Omega-3 y prevención de ictus
La revisión ha puesto de manifiesto cómo niveles más altos de ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (EPA y DHA) en sangre y tejidos están asociados con menores riesgos de ictus total e isquémico, pero no tendrían asociación con el ictus hemorrágico.
La fortaleza de los resultados radica en que se han utilizado biomarcadores, que nos aportarían datos más exactos que con encuestas alimentarias. Y en cuanto a las limitaciones podríamos citar que se han realizado las mediciones en individuos de raza blanca y para extrapolar a otras razas serían necesarios estudios adicionales que lo confirmen.
En cualquier caso y a falta de estudios adicionales, la revisión aporta indicios de que un mayor aporte dietético de estos Omega-3 EPA y DHA podría ser beneficioso en la prevención de ciertos tipos de ictus.
Fuente
El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).
Referencia
Omega-3 Blood Levels and Stroke Risk: A Pooled and Harmonized Analysis of 183 291 Participants From 29 Prospective Studies. Stroke. Volume 55, Issue 1, January 2024; Pages 50-58. https://doi.org/10.1161/STROKEAHA.123.044281