Omega-3 (EPA y DHA): importancia para la salud y estado de ingesta en población española

FEDERICO LARA VILLOSLADA
Doctor en Farmacia por la Universidad de Granada,
Coordinador Científico del Instituto Puleva de Nutrición (IPN)
Director I+D Lactalis Puleva


Los beneficios para la salud de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) están fuera de toda duda como así lo atestigua la numerosa evidencia científica existente hasta la fecha. Un estudio recientemente publicado en Nutrients ha revisado la ingesta dietética de los ácidos grasos Omega-3 y Omega-6 en la población española y ha revisado cuáles son las principales fuentes alimentarias. Además, se ha analizado la ingesta conjunta con otros nutrientes como el ácido fólico, la vitamina B12 y la colina, que comparten funciones con los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3.

Antecedentes

El ácido docosahexaenoico (DHA) ha recibido una especial atención durante las últimas dos décadas debido a su papel clave en la salud y la prevención de enfermedades. Es un ácido graso poliinsaturado de cadena larga (LC-PUFA) que pertenece a la serie omega-3 (ω3), junto con el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el ácido docosapentaenoico (DPA). Éstos pueden aportarse directamente en la dieta o sintetizarse a partir del ácido α-linolénico (ALA), considerado esencial ya que no puede sintetizarse internamente y debe obtenerse a través de la dieta. Sin embargo diferentes estudios científicos han demostrado que la capacidad de síntesis de ω3 LC-PUFA es muy reducida y, por tanto, es muy conveniente aportarlos a través de la dieta, por lo que se han definido ingestas diarias, concretamente 250 mg/día de EPA+DHA para población adulta.
Los PUFA también incluyen la serie de ácidos grasos omega-6 (ω6), que comprenden, entre otros, otro ácido graso esencial, el ácido linoleico (LA), y su principal producto LC-PUFA, el ácido araquidónico (AA), que se puede obtener a través de la dieta.

Los PUFA tienen especial relevancia en el estado general de salud debido a que son precursores de ciertos mediadores lipídicos biológicamente activos que actúan como potentes reguladores intracelulares. Van a desempeñar papeles clave en los procesos inflamatorios, la respuesta inmunitaria, así como en el normal funcionamiento del sistema cardiovascular, habiendo mostrado algún mediador efectos vasodilatadores y antihipertensivos.

No obstante, es importante destacar que para que estos procesos se lleven a cabo correctamente, debe existir un adecuado equilibrio entre la ingesta de AGPI Omega-3 y Omega-6 debido a que las vías metabólicas involucradas en la síntesis de estos mediadores lipídicos bioactivos compiten a nivel enzimático y un desequilibrio haría que se potenciara una u otra ruta.

Aunque las múltiples funciones de los ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) en el crecimiento y la salud general están bien documentadas, los datos de consumo disponibles para la población española son limitados y carecen de consideraciones relativas al género y la edad.

Objetivos

Analizar y evaluar la adecuación de la ingesta dietética de AGPI Omega-3 y Omega-6, sus determinantes y sus principales fuentes alimentarias entre la población española de la muestra del estudio ANIBES. Además, se analizó la ingesta dietética combinada de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 con ácidos grasos, vitamina B₁₂ y colina, debido a sus vínculos en el desarrollo y mantenimiento de la función cognitiva.

El estudio

Los datos de ingesta se obtuvieron del estudio transversal ANIBES sobre una muestra representativa de la población española (9-75 años; n = 2009), donde se analizó la ingesta a través de un registro dietético de tres días. La ingesta mediana de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 totales se situó en 0,81 g/día (0,56–1,19 g/día), con ácido α-linolénico (ALA) en 0,61 g/día (0,45–0,85 g/día), ácido eicosapentaenoico (EPA) a 0,03 g/día (0,01–0,12 g/día) y ácido docosahexaenoico (DHA) a 0,06 g/día (0,0–0,20 g/día).

Resultados

El 65% de la población española presentaba ingestas insuficientes de AGPI Omega-3 totales; 87% para ALA y 83% para EPA y DHA combinados. Las ingestas inadecuadas fueron significativamente mayores en niños, adolescentes y mujeres más jóvenes en edad fértil (18 a 30 años).

Por el contrario, la insuficiencia debida a ingestas excesivas fue casi insignificante. En cuanto a los AGPI omega-6, la ingesta total fue de 10,1 g/día (7,0-14,0 g/día), 10,0 g/día (6,9-13,9 g/día) de ácido linoleico (LA) y 0,08 g/día (0,05-0,13 g /día) para el ácido araquidónico (AA).

El incumplimiento por ingestas insuficientes o excesivas de AL se situó en torno al 5% de la muestra, mostrando los mayores grados de insuficiencia por ingestas insuficientes significativamente mayores (10%; p ≤ 0,05).

La proporción mediana de ingestas de Omega-6 versus Omega-3 fue de 12:1 y significativamente mayor en hombres que en mujeres (p ≤ 0,05); en niños, adolescentes y adultos en comparación con los ancianos (p ≤ 0,05); y en mujeres más jóvenes en edad fértil respecto al grupo de mayor edad (31-45 años) (p ≤ 0,001).

Los aceites y grasas y la carne y los productos cárnicos fueron las principales fuentes dietéticas de los ácidos grasos esenciales LA y ALA, respectivamente. La carne y los productos cárnicos también fueron los principales proveedores de AA, mientras que el pescado y los mariscos fueron casi exclusivamente las únicas fuentes de EPA y DHA. Sin embargo, las principales fuentes de alimentos identificadas mostraron diferencias importantes entre los grupos de edad.

Finalmente, el grado combinado total de insuficiencia observado para AGPI omega-3, FA, vitamina B₁₂ y colina alcanzó el 21,3 % de la población ANIBES.

Conclusiones

Ante el alto porcentaje de españoles que no cumplen los objetivos nutricionales marcados en las ingestas de AGPI Omega-3, ALA, EPA y DHA, es recomendable incrementar el consumo de pescado. Los alimentos enriquecidos y los complementos nutricionales pueden ser otras fuentes que ayuden a incrementar la ingesta de estos ácidos grasos. Esto sería de especial relevancia durante el embarazo y la lactancia, pero también en la vejez, dadas las funciones de EPA y DHA en el desarrollo y la función neurológica y visual.

Priorizar y discutir políticas de suplementación nutricional de algunas vitaminas y cofactores relacionados con estos, como el ácido fólico, la vitamina B12 y la colina, que comparten funciones con los ácidos grasos poliinsaturados Omega-3, podría facilitar el cumplimiento de los requisitos individuales de manera rápida y eficaz.

Fuente
El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).

PUBLICACIONES


«El estilo de vida cardiosaludable»

AUTORES: Instituto Puleva de Nutrición

Referencia
Redruello‐Requejo, M.; Samaniego‐Vaesken, M.d.L.; Puga, A.M.; Montero‐Bravo, A.; Ruperto, M.; Rodríguez‐Alonso, P.; Partearroyo, T.; Varela‐Moreiras, G. Omega‐3 and Omega‐6 Polyunsaturated Fatty Acid Intakes, Determinants and Dietary Sources in the Spanish Population: Findings from the ANIBES Study. Nutrients 2023, 15, 562. https://doi.org/10.3390/nu15030562

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