Lactosa: los 5 beneficios para la salud menos conocidos

MARÍA JOSÉ SOTO MÉNDEZ
Doctora en Nutrición y Ciencia de los Alimentos por la Universidad de Granada
Colaboradora de la Fundación Iberoamericana de Nutrición FINUT


La lactosa, conocida popularmente como el “azúcar de la leche”, se encuentra naturalmente presente en la leche y sus derivados y es el primer carbohidrato que consumimos los seres humanos a través de la leche materna. Durante los últimos años está siendo objeto de controversia ya que se percibe como un nutriente que no ofrece ningún beneficio y el hecho de evitar su consumo eliminando los lácteos o consumiéndolos deslactosados es percibido como algo positivo.

La revisión narrativa publicada por Anguita-Ruiz y cols. en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition ha explorado los potenciales beneficios de la lactosa más allá de su papel como fuente de energía ofreciendo adicionalmente una visión de los patrones globales en su consumo de lactosa y productos lácteos.

Antecedentes

La lactosa es un disacárido compuesto por glucosa y galactosa, y constituye el principal carbohidrato presente en la leche de mamíferos. Su función va mucho más allá de ser una fuente de energía, ya que es clave tanto en la infancia como en la edad adulta. Durante la lactancia, la lactosa resulta fundamental para la transferencia de energía y el mantenimiento de la osmolaridad intestinal, así como para la formación de macromoléculas como oligosacáridos, glicoproteínas y glucolípidos, esenciales para el desarrollo metabólico y neurológico.

En la leche humana, la concentración de lactosa es especialmente alta (68-76 g/L), aportando aproximadamente el 40% de la energía que recibe el lactante. Además, la lactosa es la única fuente dietética significativa de galactosa, un componente fundamental para la síntesis de macromoléculas implicadas en procesos metabólicos y en el desarrollo del sistema nervioso, especialmente en los primeros años de vida.

Durante la lactancia, la lactosa también contribuye a mantener baja la osmolaridad intestinal, facilitando la absorción de glucosa y galactosa y evitando el estrés osmótico. Parte de la lactosa no digerida llega al colon, donde es fermentada por la microbiota, lo que favorece la colonización por bifidobacterias y bacterias lácticas, ayudando a proteger frente a infecciones intestinales en los primeros meses de vida.

Persistencia de la lactasa: ¿quién puede digerir la lactosa?

La capacidad de digerir la lactosa en la edad adulta depende de la actividad de la enzima lactasa (LPH). En la mayoría de los mamíferos, esta actividad disminuye drásticamente tras el destete, fenómeno conocido como no persistencia de la lactasa (LNP, lactase non-persistence). Aproximadamente dos tercios de la población mundial presentan LNP, lo que significa que no digieren la lactosa eficientemente en la edad adulta. Sin embargo, un tercio mantiene la actividad de la lactasa gracias a variantes genéticas específicas, fenómeno denominado persistencia de la lactasa (LP, lactase persistence).

La persistencia de la lactasa está asociada a polimorfismos en la región reguladora del gen LCT, que permiten la expresión continuada de la enzima. Esta capacidad ha evolucionado de manera independiente en distintas poblaciones humanas, en respuesta a la domesticación de animales lecheros y el consumo continuado de leche en la edad adulta. Es importante diferenciar entre LNP (capacidad reducida de digerir lactosa) y la intolerancia a la lactosa, que se refiere a la aparición de síntomas digestivos tras su consumo. No todas las personas con LNP desarrollan intolerancia, y la tolerancia individual puede variar ampliamente.

Beneficios de la lactosa para la salud

El estudio muestra algunas razones por las que la lactosa no es un simple hidrato de carbono y que presenta, además, beneficios para la salud de la población general:

1. Potencial prebiótico y salud intestinal

Para que un hidrato de carbono sea considerado prebiótico, debe resistir parcialmente la digestión en el intestino delgado y ser fermentado selectivamente por la microbiota, dando beneficios al huésped. La lactosa cumple estos requisitos en parte, ya que una fracción escapa a la hidrólisis y llega al colon, donde es utilizada por bacterias beneficiosas como Bifidobacterium y Lactobacillus.

Estudios recientes muestran que la ingesta de lactosa puede modificar la composición de la microbiota, aumentando la abundancia de bifidobacterias, especialmente en personas con LNP. Además, la fermentación de lactosa genera metabolitos como ácidos grasos de cadena corta, que tienen efectos positivos sobre la función intestinal, la barrera epitelial y la modulación inmunitaria. Incluso se ha observado que una exposición prolongada a lactosa puede inducir una “adaptación colónica”, mejorando la tolerancia en personas con malabsorción.

2. Índice glucémico y saciedad

La lactosa posee un índice glucémico bajo (46), lo que significa que su digestión produce un aumento lento y sostenido de la glucosa en sangre, en contraste con otros azúcares como la glucosa o la sacarosa. Además, la galactosa, uno de sus componentes, se absorbe aún más lentamente, contribuyendo a una respuesta glucémica moderada y a una mayor sensación de saciedad.
Diversos estudios han demostrado que la ingesta de lactosa puede suprimir el apetito y reducir la ingesta energética posterior, posiblemente a través de la regulación de la hormona grelina. Esto sugiere que la lactosa, además de ser menos dulce que otros azúcares (dulzor relativo, 16% respecto a la sacarosa), podría ser una aliada en el control del apetito y la prevención del sobrepeso.

3. Absorción de calcio y salud ósea

La relación entre lactosa y absorción de calcio ha sido objeto de numerosos estudios. En lactantes y animales, la presencia de lactosa mejora la absorción de calcio y otros minerales, favoreciendo la mineralización ósea. Sin embargo, en adultos sanos, la evidencia es menos concluyente; algunos estudios no han encontrado un efecto significativo de la lactosa sobre la absorción de calcio, mientras que en personas con LNP, la menor ingesta de lácteos puede asociarse a un menor consumo de calcio y mayor riesgo de osteoporosis y fracturas.
Lo que sí está claro es que la restricción de lácteos puede llevar a deficiencias de calcio, vitamina D y vitamina B12, lo que subraya la importancia de una ingesta adecuada de estos nutrientes a lo largo de la vida.

4. Cariogenicidad: el azúcar menos dañino para los dientes

No todos los azúcares tienen el mismo potencial para causar caries. La lactosa es significativamente menos cariogénica que la sacarosa, el azúcar más asociado a la formación de caries. Esto se debe a que la fermentación de lactosa produce menos ácido y mantiene un pH más elevado en la boca, reduciendo el riesgo de desmineralización dental. Además, los lácteos contienen otros componentes como calcio, caseína y lactoferrina, que contribuyen a la protección dental.

5. Rendimiento deportivo

El papel de los hidratos de carbono en el rendimiento deportivo es bien conocido, y la lactosa puede ser una fuente útil de energía antes, durante y después del ejercicio. Estudios recientes muestran que la oxidación de la lactosa durante el ejercicio es comparable a la de la sacarosa, y su uso puede favorecer la resíntesis de glucógeno hepático gracias a la galactosa. Aunque aún no forma parte de las recomendaciones estándar en nutrición deportiva, la lactosa emerge como una opción válida para deportistas y personas activas.

Patrones globales de consumo de lactosa

El aprovechamiento de los beneficios de la lactosa depende, en gran medida, del consumo de productos lácteos y de la capacidad individual para digerirla. En los últimos 50 años, el consumo mundial de lácteos ha evolucionado de manera desigual:

• Europa y Norteamérica presentan los mayores consumos per cápita, favorecidos por una alta prevalencia de persistencia de la lactasa (LP) y una fuerte tradición lechera. Sin embargo, se observa una tendencia a la baja en el consumo de leche líquida, compensada parcialmente por un aumento en el consumo de quesos y yogures.

• Asia y África muestran consumos per cápita mucho menores, en parte por la baja prevalencia de LP y factores culturales y económicos. No obstante, el crecimiento económico y la urbanización están impulsando un aumento progresivo en el consumo de lácteos, así como la demanda de productos bajos en lactosa o sin lactosa.

• Sudamérica y Oceanía presentan patrones intermedios, con grandes diferencias entre países y regiones, influenciadas por la diversidad genética y los hábitos alimentarios locales.

El auge de las alternativas vegetales a la leche también ha impactado el consumo de lácteos, aunque no se pueden considerar sustitutos nutricionales completos dado su diferente valor nutricional. La reducción en el consumo de lácteos puede limitar la obtención de los beneficios asociados a la lactosa, especialmente en poblaciones con baja ingesta de calcio y vitamina D.

Conclusiones

La lactosa es mucho más que un azúcar energético: interviene en la formación de la microbiota, la modulación inmunitaria, la saciedad, la salud ósea, la prevención de caries y el rendimiento físico.

Aunque la intolerancia a la lactosa puede limitar su consumo en algunos individuos, la mayoría de las personas tolera cantidades moderadas sin síntomas, y la adaptación colónica puede mejorar la tolerancia con el tiempo.

El análisis destaca que, en la próxima década, se espera que el consumo mundial de lácteos aumente aproximadamente un 1,2% anual. Sin embargo, ciertas regiones, como Asia, aún presentan un consumo relativamente bajo de lácteos, lo que puede limitar los beneficios potenciales de la lactosa para estas poblaciones.

La lactosa merece un lugar destacado en las acciones sobre nutrición y salud pública, no solo como fuente de energía, sino como un nutriente multifuncional con impacto a lo largo de toda la vida. El reto para el futuro es promover el consumo de lácteos adaptados a las necesidades individuales y culturales, garantizar la ingesta adecuada de nutrientes esenciales y seguir investigando los mecanismos que explican los efectos beneficiosos de la lactosa en la salud humana.

Fuente
El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).

Referencia
Anguita-Ruiz A, Vatanparast H, Walsh C, Barbara G, Natoli S, Eisenhauer B, Ramirez-Mayans J, Anderson GH, Guerville M, Ligneul A, Gil A. Alternative biological functions of lactose: a narrative review. Crit Rev Food Sci Nutr. 2025 Feb 27:1-14. https://doi.org/10.1080/10408398.2025.2470394

Elaboración y revisión del artículo científico
El presente contenido ha sido elaborado y revisado por colaboradores de la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT)

PUBLICACIONES


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Autores: Instituto Puleva de Nutrición

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