Vitamina D y su suplementación: por qué, cuándo y cómo
JENNIFER BERNAL
Doctora en Nutrición y Ciencias Interdisciplinarias por la Universidad Simón Bolívar
Colaboradora de la Fundación Iberoamericana de Nutrición FINUT
La vitamina D es esencial para la salud ósea y metabólica, pero su evaluación y suplementación sigue siendo un tema de debate en la comunidad científica. Además, hoy en día sabemos que su rol va más allá del metabolismo del calcio, abarcando funciones inmunológicas, cardiovasculares y metabólicas. Sin embargo, la falta de consenso sobre los niveles óptimos, las técnicas de medición y las estrategias de suplementación dificultan la implementación de recomendaciones universales.
En este artículo vamos a revisar el último documento de consenso publicado que revisa las últimas evidencias para orientar la práctica clínica y la salud pública.
Antecedentes
La vitamina D regula múltiples procesos fisiológicos, incluyendo la homeostasis del calcio, la proliferación celular y la función inmunitaria. Su síntesis endógena depende de la exposición solar, pero múltiples factores, como la edad, la pigmentación de la piel y el estilo de vida, afectan esta producción. Además, la variabilidad en los métodos de evaluación y la falta de estandarización analítica dificultan la comparación entre los estudios y la interpretación de los resultados, lo que genera incertidumbre sobre los niveles reales necesarios de la vitamina D para la prevención de enfermedades.
El Estudio
La «Declaración de consenso sobre la evaluación del estado de la vitamina D y la administración de suplementos: Por qué, cuándo y cómo» publicado en la revista Endocrine Reviews, reúne las conclusiones de la 6ª Conferencia Internacional “Controversias en Vitamina D”, donde expertos revisaron los mecanismos moleculares de la vitamina D, sus metabolitos y las condiciones clínicas que justifican la suplementación. Se abordaron temas como la cinética de los metabolitos, los efectos a corto y largo plazo de la suplementación y las diferencias individuales en la respuesta a la vitamina D según los factores genéticos y metabólicos.
Resultados
Esta revisión proporciona una base sólida para entender cómo optimizar la salud a través de la vitamina D y personalizar las intervenciones según las características individuales. A continuación, se ofrece un análisis integral sobre aspectos clave de la vitamina D, desde los biomarcadores más precisos para evaluar su estado, hasta los efectos clínicos de la deficiencia y las estrategias óptimas de suplementación:
1. Biomarcador de estado de vitamina D: La concentración sérica de 25-hidroxivitamina D (25(OH)D) es el marcador más aceptado globalmente, ya que refleja tanto la síntesis cutánea como la ingesta dietética. Sin embargo, las diferencias entre métodos de análisis pueden generar variaciones de hasta un 20%. Además, la 25(OH)D circula unida a la proteína transportadora de vitamina D, lo que significa que solo la fracción libre está disponible para las células. Por tanto, en ciertas poblaciones, como los pacientes con insuficiencia renal o inflamación crónica, medir la vitamina D libre podría proporcionar una mayor precisión de su biodisponibilidad.
2. Deficiencia y suplementación: La deficiencia de vitamina D disminuye la absorción intestinal de calcio, lo que lleva a desarrollar hiperparatiroidismo secundario, pérdida de densidad ósea e incrementa el riesgo de fracturas. En adultos mayores, esta deficiencia se asocia con un mayor riesgo de caídas, debilidad muscular y fracturas de cadera. Los ensayos clínicos muestran que la suplementación con 800–1000 UI/día de vitamina D, combinada con calcio, reduce el riesgo de las fracturas en un 10-30%, especialmente en residentes de centros de atención a largo plazo.
3. Efectos extra esqueléticos: La vitamina D tiene efectos inmunomoduladores, antiinflamatorios y antiproliferativos. Estudios observacionales sugieren que los niveles bajos de vitamina D se asocian con una mayor incidencia de enfermedades como el cáncer, las enfermedades autoinmunes (como esclerosis múltiple y diabetes tipo 1) y eventos cardiovasculares. Aunque los resultados de los ensayos clínicos no siempre han sido concluyentes, análisis post hoc han identificado beneficios potenciales en subgrupos con deficiencia severa de vitamina D, sugiriendo que la suplementación podría ser más efectiva en las personas con niveles muy bajos al inicio del tratamiento.
4. Vías de suplementación: El colecalciferol oral (vitamina D3 ) sigue siendo la forma preferida de vitamina D para la administración de suplementos, mientras que otros análogos de la vitamina D (p. ej., calcifediol, calcitriol, alfacalcidol) y la administración parenteral deben utilizarse en condiciones específicas. El calcifediol (25(OH)D) puede ser útil en casos de malabsorción o enfermedad hepática, ya que evita la primera etapa de activación en el hígado. El calcitriol (1,25(OH)2D) se reserva para situaciones específicas, como la insuficiencia renal crónica, donde la producción endógena de la forma activa de la vitamina D está comprometida. Los regímenes diarios parecen ser más efectivos para mantener los niveles estables, aunque las dosis intermitentes podrían ser útiles en poblaciones con baja adherencia al tratamiento.
5. Los regímenes diarios de vitamina D parecen ser la estrategia más eficaz y beneficiosa para mejorar el estado de la vitamina D, pero se han propuesto programas de dosificación con intervalos más largos, de hasta 4 semanas, para superar el bajo cumplimiento de los programas diarios.
Conclusiones
La evaluación del estado de vitamina D debe considerar múltiples factores, incluyendo los niveles séricos de 25(OH)D, la fracción libre, los polimorfismos genéticos y las condiciones clínicas del paciente. La integración de nuevas tecnologías analíticas y modelos de predicción individualizados podría mejorar la precisión del diagnóstico y guiar intervenciones más específicas.
La suplementación con vitamina D debe adaptarse a las necesidades individuales, priorizando regímenes diarios de colecalciferol, ajustando la dosis según los niveles basales, la presencia de factores de riesgo y las características clínicas. La personalización de las dosis podría optimizar los beneficios y minimizar los riesgos de hipervitaminosis o toxicidad.
Se necesitan estudios longitudinales que evalúen los efectos a largo plazo de la suplementación en los distintos grupos de riesgo, así como ensayos que analicen el impacto de medir y optimizar los niveles de vitamina D libre en las poblaciones con alta carga inflamatoria o con trastornos del metabolismo mineral. Además, sería valioso investigar cómo la suplementación de vitamina D interactúa con otros micronutrientes y factores dietéticos, para potenciar sus efectos beneficiosos en la salud global.
Fuente
El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).
Referencia
Giustina A, Bilezikian JP, Adler RA, Banfi G, Bikle DD, Binkley NC, Bollerslev J, Bouillon R, Brandi ML, Casanueva FF, di Filippo L, Donini LM, Ebeling PR, Fuleihan GE, Fassio A, Frara S, Jones G, Marcocci C, Martineau AR, Minisola S, Napoli N, Procopio M, Rizzoli R, Schafer AL, Sempos CT, Ulivieri FM, Virtanen JK. Consensus Statement on Vitamin D Status Assessment and Supplementation: Whys, Whens, and Hows. Endocr Rev. 2024 Sep 12;45(5):625-654. doi: 10.1210/endrev/bnae009. PMID: 38676447; PMCID: PMC11405507.
Elaboración y revisión del artículo científico
El presente contenido ha sido elaborado y revisado por colaboradores de la Fundación Iberoaméricana de Nutrición (FINUT)