Nuevo índice determina la relación entre la fragilidad y el tipo de bebidas consumidas
FEDERICO LARA VILLOSLADA
Doctor en Farmacia por la Universidad de Granada,
Coordinador Científico del Instituto Puleva de Nutrición (IPN)
Director I+D Lactalis Puleva
Las bebidas son fundamentales para mantener el equilibrio hídrico pero además algunas pueden aportar energía, y algunos nutrientes bioactivos que podrían interactuar con otros constituyentes de la dieta afectando a la salud. A pesar de ello solo unas pocas están incluidas en los índices dietéticos más utilizados.
En la sociedad actual con una población con una media de edad cada vez más elevada disponer de herramientas de prevención de la fragilidad podría ser muy beneficioso. Un estudio publicado recientemente en Nutrients ha revisado mediante un índice asociado al tipo de bebidas consumidas como pueden afectar a la fragilidad en adultos mayores.
Antecedentes
La fragilidad es un concepto amplio que puede verse como “un síndrome de síndromes geriátricos” resultante de múltiples causas y caracterizado por una disminución de la resistencia y la fuerza y una función fisiológica reducida. Debido a su elevada prevalencia y al hecho de que la fragilidad es prevenible y, por lo tanto, reversible, existe un interés creciente en identificar los factores de riesgo, así como las posibles intervenciones para evitar o retrasar su aparición.
El consumo de ciertos alimentos podría ser un determinante crucial de la fragilidad y las ingestas dietéticas adecuadas son factores clave de riesgo modificables para prevenir este síndrome. Por su parte, las bebidas son fundamentales para mantener el equilibrio hídrico y pueden interactuar con otros constituyentes de la dieta afectando la salud. Aun así, solo una o pocas bebidas están incluidas en los índices dietéticos más utilizados. Por ejemplo: los lácteos y el vino están incluidos en los índices de la dieta mediterránea; los productos lácteos están incluidos en el índice de medidas dietéticas para frenar la hipertensión (Dietary Approaches to Stop Hypertension -DASH; los lácteos y los azúcares añadidos (que comprenden bebidas azucaradas [SSB]) están incluidos en el índice de alimentación saludable (Healthy Eating Index-HEI-2015); las bebidas carbonatadas y/o azucaradas, así como el vino, se consideran en el índice de adherencia a la dieta mediterránea (Mediterranean Adherence Screener-er-MEDAS). Sin embargo, otras bebidas que generalmente se consumen a diario, como el té, el café y las bebidas endulzadas artificialmente (ASB), no suelen incluirse en los índices dietéticos a priori. Por estos motivos podemos afirmar que las bebidas no se consideran completamente al estimar la calidad de la dieta.
Objetivos
Aunque ya se había estudiado el consumo de ciertas bebidas como la leche, el café y las bebidas azucaradas en relación con el riesgo de fragilidad, no se había explorado el papel del consumo de otras bebidas de forma más global. Por ello, esta investigación se planteó como objetivo examinar el papel del consumo de diferentes tipos de bebidas creando un índice de bebidas saludables (HBS: Healthy Beverage Score) y vincularlo con la aparición de fragilidad en adultos mayores.
El estudio
Para llevar a cabo este estudio, se utilizaron datos de 1.900 participantes con una edad media de 68 años. Los investigadores seleccionaron una puntuación de siete componentes (previamente descrita en una cohorte de pacientes con insuficiencia renal crónica), utilizando una modificación del HBS original propuesto por Duffey y Davy y basado en las recomendaciones del Panel de Bebidas Saludables (Beverage Guidance panel en inglés).
Para evaluar la calidad general de las bebidas, adaptaron el HBS al consumo habitual de bebidas de los adultos mayores españoles y se consideró fragilidad la presencia de ≥3 de los siguientes criterios: agotamiento, baja actividad física, marcha lenta, debilidad y pérdida de peso.
Se incluyeron un total de 99 bebidas diferentes en el HBS y los siete componentes se clasificaron en: bebidas que puntuaban positivamente (leche baja en grasa y té/café), y que puntuaban negativamente (leche entera, zumo de fruta, bebidas edulcoradas artificialmente, bebidas azucaradas y alcohol). La puntuación de cada componente iba de 0 a 4 y se basaba en el consumo. El HBS osciló entre 7 y 28 puntos (cuanto mayor era el índice, mejor era la calidad de la bebida).
Resultados
El índice HBS fue más alto para un mayor consumo de leche baja en grasa, té/café (no se detalla si son con o sin cafeína), y un menor consumo de leche entera, zumo de frutas, SSB, ASB y consumo moderado de alcohol.
Entre los adultos mayores, el consumo regular de lácteos se asoció con un menor riesgo de fragilidad, especialmente un alto consumo de leche y yogur bajos en grasa. Los participantes que consumían ≥7 raciones a la semana de leche y yogur bajos en grasa tenían una incidencia significativamente menor de fragilidad que los que consumían <1 ración a la semana.
Por su parte, el consumo de ≥2 tazas de café al día se asociaron con un menor riesgo de deterioro de la agilidad en mujeres y participantes obesos. La ingesta de ≥2 tazas de café al día también se asociaron con un menor riesgo de problemas de movilidad en mujeres y en participantes con hipertensión, mientras que los participantes con diabetes que consumían ≥2 tazas al día tenían un menor riesgo de discapacidad en las actividades de la vida diaria. Además, el consumo de té y café se asoció con un menor riesgo de muerte y otros resultados de salud, incluida la diabetes tipo 2, la enfermedad coronaria y varios tipos de cáncer.
Con respecto a los zumos de frutas, el consumo de zumo de naranja se vinculó con un menor riesgo de fragilidad, mientras que otros zumos se asociaron con un riesgo ligeramente mayor. El consumo de SSB también se asoció con la fragilidad; ≥2 porciones/día frente a ningún consumo de SSB aumentó el riesgo de fragilidad en aproximadamente un 32 %.
Conclusiones
Estos hallazgos resaltan la importancia de la calidad de las bebidas como contribuyentes dietéticos críticos para la salud y podrían ayudar a los profesionales de la salud a recomendar ciertas bebidas (leche baja en grasa o consumo moderado de té/café) o evitar otras (bebidas edulcoradas o azucaradas) para promover un envejecimiento más saludable.
Fuente
El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).
Referencia
Dominguez, L.J.; Donat-Vargas, C.; Banegas, J.R.; Barbagallo, M.; Rodríguez-Artalejo, F.; Guallar-Castillón, P. Adherence to a Healthy Beverage Score Is Associated with Lower Frailty Risk in Older Adults. Nutrients 2022, 14, 3861. https://doi.org/10.3390/nu14183861