Los mil días que condicionan la salud futura del niño

JOSÉ MANUEL MORENO VILLARES
Director Médico de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid
Co-Director del Departamento de Pediatría. Clínica Universidad de Navarra en Madrid


En la actualidad podemos afirmar que la alimentación y condicionantes durante los 1.000 primeros días de la vida van a influir de forma decisiva en la salud de la vida adulta. Una adecuada alimentación en los primeros años del niño le proporcionará los materiales necesarios para el desarrollo cerebral, para un crecimiento adecuado y para un sistema inmune fuerte. Sin embargo, un porcentaje elevado de nuestros niños no siguen una dieta adecuada. Algunos por consumir un exceso de energía y nutrientes –proteínas-, otros por recibir una cantidad insuficiente de hierro, calcio, vitamina D o ácidos grasos omega 3.

¿Por qué mil días?

El periodo que comprende la vida fetal y los dos primeros años después el nacimiento constituye la etapa de mayor crecimiento, desarrollo y maduración de todos los órganos y sistemas y es, por tanto, un periodo de gran vulnerabilidad, al mismo tiempo que una importante ventana de actuación para el correcto desarrollo del niño y también para la salud en la etapa adulta.

Por tanto, la alimentación de la mujer durante el embarazo y la del niño en los dos primeros años de vida (los primeros 1000 días) (figura 1) resultan cruciales para el desarrollo y la salud de ese momento y de etapas posteriores. Existen suficientes datos científicos que muestran cómo la salud a lo largo de la vida de la persona –incluyendo la predisposición a la obesidad y algunas enfermedades crónicas- se establecen en gran medida en esta ventana de los 1000 primeros días, con las consecuencias a largo plazo que implica para la salud y la prosperidad de una sociedad o de un país. No se trata sólo de recomendar una «dieta sana» y de aportar una cantidad suficiente de energía para garantizar un crecimiento adecuado, sino de optimizar el aporte de nutrientes al niño en desarrollo.

FIGURA 1. Los 1.000 primeros días de la vida del bebé

Preocupantes cifras de sobrepeso y obesidad en España

Las cifras de niños menores de 5 años con sobrepeso han aumentado de una forma espectacular en todo el mundo. Entre 2000 y 2013 el número de niños con sobrepeso aumentó de 32 millones a 42 millones. En España, la prevalencia de sobrepeso y obesidad – estudio Aladino – se cifra en el 41,3% de los niños de 6 a 9 años (42,8% en niños, y 39,7% en niñas) (figura 2).

FIGURA 2. Situación ponderal en función del sexo
Fuente: ESTUDIO Aladino (AECOSAN)

Según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), en España el porcentaje de bebés a los que amamantan sus madres es del 72 % cuando tienen seis semanas de vida, una cifra que se reduce al 66 % cuando tienen tres meses y al 47 % a los seis meses, aunque algo menos del 30% mantienen la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses.

Calidad de la dieta infantil: mejorable, según diversos estudios

De acuerdo con los datos de la encuesta Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos en Población Infantil y Adolescente (ENALIA), realizada en 1.862 niños, niñas y adolescentes, entre 6 meses y 17 años de edad, residentes en los hogares de toda España, la calidad de la dieta de los niños/as y adolescentes españoles es mejorable, caracterizándose por un bajo consumo de hidratos de carbono en detrimento de proteínas y grasas, especialmente saturadas. Como consecuencia la ingesta de fibra, colesterol, de algunas vitaminas (como la vitamina D o los folatos) y minerales (como calcio, magnesio, iodo, cinc y sodio) podría considerarse inadecuada. Por otra parte, el estudio Alimentando la Salud del Mañana (ALSALMA) en niños con edades entre 1 y 3 años, se observó también una elevada ingesta proteica y deficiencias en minerales y vitaminas, principalmente en vitamina D.

La prevención temprana, estrategia más eficaz para prevenir enfermedades

Sabemos bien las repercusiones de la desnutrición en los primeros años de vida y sus efectos duraderos en generaciones posteriores. Este daño se convierte no solo en efectos negativos sobre la salud sino en grandes costes económicos para los países y limitaciones para su progreso. Por esta razón, la lucha contra la pobreza y la desnutrición infantil constituye un objetivo prioritario para las Agencias No gubernamentales y para  los gobiernos, que se manifiesta, por ejemplo, en los objetivos para el Milenio de Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia UNICEF y Organización Mundial de la Salud (OMS), pero también en iniciativas como el proyecto 1000 Days.

Por otro lado, son cada vez más los datos que demuestran la importancia del entorno en las etapas iniciales de la vida para reducir el riesgo de obesidad en etapas posteriores. La OMS en su Plan de aplicación integral sobre nutrición materna, del lactante y del niño pequeño, en el que se priorizan acciones para conseguir mejorar el desarrollo y la salud de los niños en el mundo antes de 2025, señala como una meta mundial detener el aumento del sobrepeso en los niños menores de 5 años mediante una combinación adecuada de políticas y medidas. Esas medidas deben ir “dirigidas a mejorar la salud y el estado nutricional de las madres y las prácticas de alimentación de los lactantes y niños pequeños, centrándose en los 1000 primeros días”.

La Agencia Española de Consumo y Seguridad Alimentara, AECOSAN, a través de la Estrategia NAOS, lanzó en 2017 la campaña Gracias por esos 1.000 primeros días” para fomentar una alimentación y hábitos de vida saludable en los primeros 1.000 días de vida: embarazo, lactancia y los 2 primeros años del bebé.

La prevención temprana constituye, sin duda, la principal estrategia para reducir la prevalencia de enfermedades crónicas como la hipertensión arterial, la diabetes o el cáncer, ya que no existen tratamientos para sus causas y su incidencia y prevalencia están en aumento.  Los  primeros 1000 días de vida además de constituir un momento de gran plasticidad –programación metabólica- es el momento en el que se establecen los hábitos alimentarios y representa, por tanto, una ventana de oportunidad. La actuación sobre la alimentación en este período puede contribuir a disminuir la frecuencia de estas enfermedades.

La promoción de la lactancia materna, la introducción de una alimentación complementaria adecuada, de una forma respetuosa con las claves de hambre-saciedad de los niños, y la disponibilidad de alimentos que contribuyan a paliar las deficiencias de la dieta, junto a la promoción del juego y una cantidad suficiente de sueño son algunos de los puntos claves de estas estrategias de prevención.

Bibliografía
1. Organización Mundial de la Salud. Plan de aplicación integral sobre nutrición materna, del lactante y del niño pequeño. OMS 2014. Disponible aquí
2. Commission on Ending Childhood Obesity. World Health Organization. 2016. Disponible aquí
3. Estudio ALADINO 2015. Disponible aquí
4. J. Dalmau, L. Peña-Quintana, A. Moráis, V. Martínez, V. Varea, M.J. Martínez, B. Soler. Análisis cuantitativo de la ingesta de nutrientes en niños menores de 3 años. Estudio ALSALMA.  J. An Pediatr (Barc). 2015;82(4):255-266.
5. Moreno-Villares JM. Los mil primeros días de vida y la prevención de la enfermedad en el adulto. Nutr Hosp 2016; 33(Supl. 4):8-11
6. Campaña AECOSAN Los 1000 primeros días. Disponible aquí
7. Encuesta Nacional de Consumo de Alimentos en Población Infantil y Adolescente ENALIA. Disponible aquí

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PUBLICACIÓN

«Acta Pediátrica. Leches de crecimiento: ¿Qué pueden aportar en la alimentación del niño pequeño?»

Autores: Jose Manuel Moreno Villares; Jaime Dalmau Serra (2017)

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