Tipos de grasas en la dieta y su relación con la salud cardiovascular

FEDERICO LARA VILLOSLADA
Doctor en Farmacia por la Universidad de Granada,
Coordinador Científico del Instituto Puleva de Nutrición (IPN)
Director I+D Lactalis Puleva


La principal causa de morbimortalidad en todo el mundo son las enfermedades cardiovasculares (ECV), cuyo desarrollo se ha relacionado a lo largo de los años con la ingesta de grasas saturadas debido a su impacto sobre los niveles séricos de colesterol total.

Las pautas dietéticas actuales no diferencian la longitud de la cadena de las fuentes de grasas saturadas, a pesar de que hay evidencia suficiente como para afirmar que las diferentes longitudes de cadena tienen distintos efectos sobre la salud. Por este motivo, una reciente revisión sistemática y metaanálisis publicado en Nutrients ha evaluado el impacto de los ácidos grasos saturados (AGS) con diferente longitud de cadena en el desarrollo de ECV.

Antecedentes

Las pautas dietéticas actualmente aceptadas para reducir el riesgo de ECV incluyen disminuir la ingesta de grasas saturadas al 10% o menos del total de calorías necesarias por día, consumir pescado o fuentes vegetales de ácidos grasos poliinsaturados (AGPI) y evitar los ácidos grasos trans (AGT).

En contraste con esto, investigaciones recientes han cuestionado la recomendación de reducir las grasas saturadas totales. Se ha sugerido que el manejo dietético para reducir los niveles de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) puede implicar algo más que simplemente disminuir las grasas saturadas totales. Es importante estudiar cómo las medidas dietéticas que se adoptan influyen en el perfil lipídico de la dieta , ya que la sustitución de grasas saturadas para conseguir una reducción del riesgo de ECV, si no se lleva a cabo de forma adecuada, podría no ser eficaz e incluso tener efectos contrarios. Y en este sentido cada vez hay más evidencia sobre la necesidad de evaluar cada AGS por separado, teniendo en cuenta la longitud de su cadena.

Los AGS se pueden clasificar en tres grupos diferentes: ácidos grasos de cadena corta (AGCC), ácidos grasos de cadena media (AGCM) y ácidos grasos saturados de cadena larga (AGCL). Los AGCC tienen menos de seis carbonos de longitud y están limitados en fuentes dietéticas. La mayoría de los AGCC se producen en el colon como subproductos de la fermentación de la fibra. Aunque este artículo no se centra en la fibra dietética, es importante señalar que los AGCC se han relacionado con niveles reducidos de colesterol plasmático. Los AGCM tienen entre 6 y 12 carbonos de longitud, y las fuentes alimenticias incluyen aceite de palmiste, aceite de coco y productos lácteos. Finalmente, los AGCL tienen más de 12 carbonos de longitud, y las principales fuentes de alimento son los lácteos, la carne de res, el aceite de palma y la manteca de cerdo.


Figura 1. Clasificación y características de los ácidos grasos saturados. Fuente: elaboración propia.

Objetivos

Examinar los efectos de AGS de diferentes longitudes de cadena sobre el desarrollo de ECV en adultos.

El estudio

Se realizaron búsquedas en PubMed, CINAHL y la biblioteca Cochrane con el fin de encontrar estudios de cohortes prospectivos que analizaran la dieta en función de los tipos de grasas consumidas y la longitud de su cadena. Todos los estudios incluidos utilizaron cuestionarios de frecuencia de consumo de alimentos para evaluar la ingesta dietética.

Resultados

Las principales fuentes de grasas saturadas fueron la carne y el queso con el ácido palmítico y esteárico. La mayoría de los estudios encontraron que los AGS de cadena larga (AGCL) pueden aumentar el riesgo de ECV, mientras que los AG de cadena corta (AGCC) y media (AGCM) pueden ser beneficiosos o tener un efecto neutro.

Las sustituciones isocalóricas de grasas saturadas por carbohidratos refinados y proteínas de carne se asociaron con un mayor riesgo de ECV. Sin embargo, cuando la sustitución fue proteínas de origen vegetal, grasas insaturadas o carbohidratos complejos el impacto fue reducido o neutro.

Cuando se trata de reducir la grasa saturada de la dieta para prevenir el riesgo de ECV es fundamental considerar el macronutriente que reemplaza a dicha grasa, así como la longitud de la cadena de los AGS que se sustituyen.

Conclusiones

La ingesta de grasas saturadas no puede considerarse como un componente dietético aislado que podría ejercer beneficios para la salud cuando se reduce; más bien, se deben examinar de cerca todos los patrones dietéticos y el estilo de vida como algo que lo abarque todo, no solo la dieta o un componente específico de la dieta.

Fuente

El artículo está disponible en el siguiente enlace (versión original en inglés).

Referencia

Perna, M.; Hewlings, S. Saturated Fatty Acid Chain Length and Risk of Cardiovascular Disease: A Systematic Review. Nutrients 2023, 15, 30. https://doi.org/10.3390/nu15010030

PUBLICACIONES


INFORME FEN-FINUT

«La leche como vehículo de salud para la población»

Revisión sistemática de la Fundación Española de Nutrición y Fundación Iberoamericana de Nutrición (2015)

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